Me gusta la gente idealista —yo también lo fui; bueno, creo que lo sigo siendo—, la que cree en lo imposible, en la fuerza de la ilusión, que no de la inconsciencia. Me gusta la gente que se ilusiona con las cosas y que lucha por conseguir sus ideales, aunque parezcan irrealizables. Sí, me gusta la gente como la candidata por el PSRM-PSOE a la presidencia del Gobierno autonómico de Murcia, Begoña García Retegui, quien ha convocado a un grupo de mujeres, supongo que con algo que decir, para que le contáramos las verdades del barquero. Pero he de reconocer que aguantó el envite con entereza, como no podía ser de otra manera, cuando todas, todas —bueno, alguna no— coincidíamos en que le han embarcado en una aventura en la que confiamos no se pierda.

Pero no, esta chica del Norte aguanta todo. Porque defiende a su partido con una pasión digna de recompensa, que no sé si tendrá. Porque cree en lo que pregona, porque piensa que su partido le apoya y le quiere, y todas esas cosas en las que todos queremos creer.

Pues bien, estas mujeres progresistas, pero sin filiación política alguna, que estaban allí porque creen en Begoña García Retegui, le cantaron las cuarenta y ella aguantó impertérrita. Creo que le llegó el mensaje, pero lo que importa es que confía en lo que hace, que es leal a su partido y que está firmemente decidida a sembrar para un futuro.

Allí vi a mujeres capaces, todas ocupando puestos de responsabilidad, todas con aptitudes para contar dos y dos, cuatro, que en los tiempos en los que estamos no es poco. Todas con algo que decir, que apuntar socialmente. Todas intentando convencerla de que el camino será duro y, si me apuran, tortuoso. Pero que si quieres… ella, erre que erre, inasequible al desaliento. Capaz de ver la luz donde el resto percibía tinieblas. ¿Saben qué les digo? Esta mujer, no sé cuándo, merece hacer sus sueños realidad. Porque es verdad, porque es trabajadora, porque cree en lo que preconiza, porque está convencida de su discurso. Porque, sobre todas las cosas , sueña con una Región mejor. Ya sé, esto puede no ser suficiente, pero me la creo.

Y ustedes me dirán a qué viene tanto entusiasmo. Verán: he sido directora de RNE y TVE durante diecisiete años, he asistido a muchas reuniones con políticos. Ella me ha invitado y no sé si tendrá en cuenta lo que le dije —reconozco que puedo ser una mosca cojonera—, pero me gusta su discurso. Claro que también me creí otros anteriores (quizás piensen que están ante una crédula irredenta), y ahora soy una periodista con una gran carga de escepticismo. Pero ya saben, los pesimistas de hoy son los optimistas de ayer. La vida, que es así.