La importancia de la educación en una región como Murcia donde existe un atraso estructural de más de siglo y medio es vital para el futuro.

La visión de la formación europea se basa en la relevancia de la educación permanente de la población adulta; el aprendizaje y los beneficios de los modelos de la formación profesional de la Europa del Norte y de Alemania; la introducción de competencias orientadas a resultados y no tanto a procesos; la implicación de los agentes sociales y económicos —incluidos los locales— en el diálogo social sobre materia formativa; la relevancia de las nuevas tecnologías de la información; la atención a otros tipos de formación, como son —además de la formal— la ´no formal´ y la ´informal´.

En Murcia, con las transferencias a las autonomías en 2000, el 90% del gasto educativo va a depender de la decisión del Gobierno regional, ya que el resto corresponde al Estado y a los municipios (5% respectivamente). A partir de esa fecha, nada impide al Gobierno regional establecer prioridades en materia educativa para intentar corregir el déficit de capital humano.

No obstante, los investigadores que hemos elaborado el capítulo de educación del Informe 2010 del Foro Ciudadano (El otro estado de la Región), encontramos el primer escollo para evaluar la educación reglada ya que se da una ausencia de información pública en aspectos relevantes del sistema de enseñanza. La segunda constatación es la subordinación del sistema educativo al modelo productivo regional que requería mano de obra barata escasamente cualificada y suministrada principalmente por la población extranjera. Este modelo económico explica las altas tasas de abandono escolar durante los años de bonanza y la vuelta a las aulas de la población de 16-24 años, tras la crisis. Además, se produce un fenómeno de exclusión de población inmigrante por parte de las escuelas concertadas, ya que nueve de cada diez inmigrantes se ubican en la escuela pública.

Veamos algunos datos. En primer lugar, el incremento del alumnado matriculado en centros privados con el consiguiente abandono de la escuela pública a lo largo de la última década. Incluso Ayuntamientos gobernados por el PP han hecho cesión gratuita de suelo público para construir centros privados, a pesar de que éstos desarrollan estrategias excluyentes para determinados colectivos (inmigrantes, gitanos, niños procedentes de familias con bajo nivel socioeconómico, etc.) a la hora del acceso. Los métodos disuasorios que actúan de filtro son el pago de actividades extraescolares, de uniformes, de material escolar…

Respecto a la equidad educativa, no existe en nuestra región una evaluación diferenciada por comarcas, entre los distintos centros educativos en función de los resultados y el tipo de enseñanza. Aun así, a pesar de la ausencia de datos, sabemos por las estadísticas nacionales que en Murcia todavía es muy elevado el número de alumnos repetidores. Si en el curso 2001-2002 había un 20,3% del alumnado de tercero de Primaria que repetía frente a un 13,7% en el conjunto nacional, en el 2006-07, todavía había un 16%. Además, el número de alumnos murcianos de 12 años que cursaba el año correspondiente a su edad en el curso 2007-08 era inferior al conjunto nacional, lo que se reproduce también a los 14 años, pues cuatro de cada diez alumnos estaba por debajo del curso que le correspondía. A los 15 años, en el curso 2006-07, la proporción subía hasta el 46,6%.

Una de las consecuencias va a ser la menor proporción de alumnos que termina Primaria y la pérdida de alumnado a lo largo de la ESO. Así, en el curso 2004-05 había 13.458 alumnos en primer curso y en el curso 2007-08 en cuarto curso, 9333. No en vano la tasa de graduación en ESO en la región es inferior a la media nacional (66% frente a 69% en el curso 2006-07). En el caso de la graduación en Bachillerato, Murcia se sitúa también por debajo de la media nacional (41% frente a 44,8% respectivamente en el curso 2006-07), al tiempo que la proporción de alumnado que estudia Garantía Social es el doble que en el resto del país (16%). El escaso éxito en la obtención del título de graduado en ESO incide también en la matriculación de Formación Profesional, ya que es prescriptivo tener estudios obligatorios. Por tener elementos comparativos, la población entre 20-24 graduada en ESO en Murcia era un 57,2% en 2000, mientras que en el conjunto nacional suponía un 66%. Ocho años después la proporción baja en la región hasta un 51% (nueve puntos menos que en el conjunto de España). En el otro extremo, en el País Vasco, ocho de cada diez personas entre 20-24 años tanto en el año 2000 como en 2008 tienen el título en ESO.

De todos los indicadores, destaca especialmente el abandono escolar de la población de 18-24 años que alcanza en la Región de Murcia niveles muy elevados a lo largo de la última década. Así, en 1998 había un 39,2% de personas que se marchaba del sistema educativo sin completar la segunda etapa de ESO, pero es que, en 2008, asciende a un 41%. Si analizamos por sexo resulta que los varones abandonan en un 49,7% (uno de cada dos). Si recordamos que la Agenda de Lisboa propuso como objetivo en el 2000 que esta tasa no superase el 10%, estamos ante un auténtico fracaso educativo.

Desde el punto de vista de los estudios profesionales contamos con un déficit de graduados en FP y, además, se da una gran asimetría entre familias profesionales. Predominan algunas (como la administrativa) y hay escasez en otras que podrían ser más competitivas cara al mercado de trabajo. El reciente informe de la OCDE Panorama de la Educación 2010 subraya la falta de titulados en FP en España, problema mucho más acusado en la Región de Murcia, ya que es la tercera comunidad con menos titulados en FP, por detrás de Baleares y Extremadura.

La política mantenida por el Gobierno regional en sus quince años de gestión, basada en la construcción, en el trabajo precario y poco cualificado, llevó a que se infravalorara la preparación para actividades específicas. Pero, hoy con la crisis tenemos más de un 15% de trabajadores sin cualificar y un amplio contingente de personas inmigrantes con graves carencias culturales y de conocimiento de la lengua.

Además de que el alto nivel de paro ha disparado la demanda de los centros de adultos sin que se haya producido el incremento de plazas correspondiente.

Si la política educativa regional quiere apostar por la mejora de la educación ha de esforzarse en hacer públicos los datos de que dispone. Los retos son múltiples: redistribución justa y equilibrada del alumnado, sin discriminación entre enseñanza pública y privada, pues la educación es clave para ser mejores ciudadanos y es mucho lo que se puede hacer contra las diferencias de aprendizaje actuando en el sistema educativo, en la organización escolar y en el aula. Para ello es preciso contar con una Administración comprometida con la colectividad.