El jueves por la noche lo llamé a su casa. Su mujer, la lorquina María Luisa del Álamo, me dijo que aún no había podido hablar con él, que se había enterado de que era el nuevo director del la Real Academia Española de la Lengua (RAE) porque una amiga le había telefoneado desde París. La felicité a ella y a él le dejé mi saludo de amistad en el otro teléfono móvil (celular, en Hispanoamérica). Se llama José Manuel Blecua (Zaragoza, 1939). Es catedrático y uno de los mejores filólogos de este país semianalfabeto funcional, donde el 84% de los españoles mayores de 18 años no lee nunca un libro.

Doctor en Filología Románica y catedrático de Lengua Española en la Universidad Autónoma de Barcelona, ha sido profesor de la Ohio State University. Fue elegido académico en 2003 y su ingreso se produjo tres años más tarde, aunque su vinculación con la Academia comenzó mucho antes de su incorporación oficial, cuando se le encomendó la dirección del tomo de Fonética y Fonología de la nueva Gramática académica. Tres años ha estado de secretario de esta institución, desde enero de 2007 a diciembre de 2009, y ahora ha sido elegido director por mayoría absoluta. Y de esto, lo más importante es el buen futuro que, con Blecua, le espera a la RAE, integrada en la Asociación de Academias desde una idea panhispánica legítima de trabajo que hace del español un idioma en igualdad de condiciones para todos los hispanohablantes. Y eso, él, Blecua, el nuevo director de la RAE, lo sabe muy bien.

En 2004 fue nombrado comisario del IV Centenario de la publicación de El Quijote, cargo al que se dedicó durante dos años y que sirvieron para fomentar la lectura de la novela de Cervantes. Fue también director académico del Instituto Cervantes, y ha publicado tantos libros que mencionar aquí alguno de ellos sería relativista por mi parte, por lo que les recomiendo a los interesados que lean sus trabajos.

Por ellos ha recibido la encomienda con placa de Alfonso X El Sabio y el Premio Aragón en su modalidad Nacional (2005), entre otras distinciones.

Es autor de numerosas investigaciones de lexicografía y de la aplicación de las nuevas tecnologías al estudio de la lengua española y con la situación del español como lengua extranjera, y siempre ha considerado «fundamental volver a plantear una enseñanza eminentemente práctica, de dimensiones orales y escritas de la lengua». Ésta es otra ventaja de que sea él el director.

Hombre generoso y discreto, Blecua es un magnífico docente e investigador de la lengua, a la que ha dedicado más de cuarenta años de su vida. Su conexión con la Región de Murcia, además de estar casado con una lorquina y de ir por la Ciudad del Sol en distintas ocasiones al año, es también con la Universidad de Murcia, ya que la ha visitado en múltiple ocasiones: cursos, conferencias, tesis doctorales, oposiciones…

Su cuenta corriente curricular le dio (ya sin acento en le ´o´) el privilegio de ser el ponente de la Fonética que aparecerá próximamente. Lo sé bien, porque cuando, a través de mi Academia, la Norteamericana de la Lengua Española, me venían los capítulos de Blecua, mi contestación casi siempre era la misma: no tengo nada que corregir, nada que decir. Sus trabajos en este sentido eran intachables, de maestro.

José Manuel Blecua es persona culta, lúcida, pero afable, humilde y es sencillo en sus apreciaciones coloquiales. Es, por tanto, producto de lo que hoy se llama la buena educación, aunque su perspicacia intelectual sea rigurosamente científica. Le felicito como profesor de la enseñanza y el aprendizaje de la lengua; todos debemos felicitarnos. Y es que su único defectillo, como el de su mujer, es que es ´blanco´ —si se me permite esta pequeña broma nuestra a una persona a la que le profeso un enorme afecto y respeto intelectual—. Pero así lo veo yo que, como deben suponer, soy ´azul´. Cosas de Lorca que, salvo en los Desfiles Bíblico-Pasionales, no es nada grave. Y además, que nadie es perfecto.

Por lo demás y, ahora con una enorme satisfacción y orgullo, lo dicho; y el deseo de un buen trabajo como director de la RAE y presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española.