Antonio Jiménez SánchezSECRETARIO GENERAL DE UGT DE LA REGIÓN DE MURCIA

SECRETARIO GENERAL DE UGT DE LA REGIÓN DE MURCIA

Con la que está cayendo… algunos políticos no han tenido más remedio que reciclar los eslóganes tipo «caminamos hacia el pleno empleo» o «Murcia crece, y crece bien», al no poder ya barajar más las estadísticas para fundamentar que la tienen más grande o más pequeña, la tasa de paro, digo.

Mucho se ha tardado en la capital del reino y aquí, en el cortijo, en reconocer que eso del paro es ´preocupante´. Por desgracia, pocos pasos más se han dado aparte de iluminarnos con semejante perogrullada.

Europa anda tan atareada en una neurótica carrera anti-déficit que ha olvidado por completo la necesidad de estimular el crecimiento económico y el empleo. Y España, obedeciendo sus dictados, no ha sido ajena a esta espiral que sacrifica el bienestar ciudadano y la recuperación económica por atender las demandas de unos cuantos jugadores de póker, de los que nunca podemos estar seguros si van de farol cuando ponen sobre el tapete nada menos que la economía de un país.

En mi opinión, debería formar parte de un código ético universal el desprecio por aquel que se aprovecha del más débil. Sin embargo, y por desgracia, está teniendo mucho más éxito ese cruel darwinismo social que nos empuja a todo lo contrario, a mirar con algo a medio camino entre la envidia y la admiración, al avispado que sabe ´aprovechar la oportunidad´, aunque sea pisando cabezas ajenas.

Estamos comprobando que, al final, todo eso de refundar el capitalismo o cambiar el modelo productivo se ha transmutado en una consigna de obediencia ciega al capital. Que quieres que tal país te pague más intereses por comprar su deuda, pues le subimos la prima de riesgo. Que quieres que te cueste menos contratar a tus empleados, pues nos cargamos los convenios colectivos y ponemos a parir a los sindicatos. Que quieres más cuota de mercado, pues privatizamos los sistemas públicos de pensiones y los servicios públicos de empleo. Que quieres pagar menos impuestos, pues hacemos la vista gorda si se te olvida declarar un ´eurillo´ al fisco, que ya subiremos la imposición indirecta al resto de contribuyentes. Que no quieres a alguno de tus trabajadores, pues decimos que la legislación laboral es muy rígida y en un pispás nos abaratan el despido. Es una manera muy sutil de socavar el Estado social.

Defienden como dogma infalible que reducir salarios, recortar o extinguir pensiones y subsidios, facilitar y abaratar los despidos o privatizar servicios públicos es algo inevitable que, además, se hace por nuestro bien. Pero ya lo digan cien o se hagan llamar neocons o tea parties o think tanks, lo cierto es que todos hacen suyo un discurso muy viejo, eminentemente ideológico, que propugna la idea de que cada uno somos responsables de nuestro bienestar y que las políticas públicas en materia social deben desaparecer, entendiendo que, de otra manera, estaríamos desincentivando el esfuerzo personal y premiando el fraude y la vagancia. Vamos, que son los parados, los pensionistas y los trabajadores los que han provocado su propia situación y claro, siendo así, y por hacerles un favor, los recursos del Estado, aunque salgan del contribuyente, estarán mejor empleados rescatando bancos y subvencionando despidos a las empresas que ayudando al ciudadano. Y ¡hala! a trabajar más y a cobrar menos, que mejor es tener un trabajo de mierda, con perdón, que no tenerlo.

Hay que decir basta, y demostrar en la calle que, en democracia, son los ciudadanos quienes mandan. Esta tarde tenemos otra oportunidad, y razones sobran. Porque no hay que ser catedrático en economía para saber que de la crisis se sale invirtiendo en una estructura económica moderna y competitiva, abandonando las subvenciones a modelos productivos moribundos. Porque sabemos que rebajar las condiciones laborales nos acercará al siglo XIX o a China, pero no a la industria alemana. ¿No habrá que exigir una explicación a esos empresarios que declaran ganar menos que sus empleados, cuando además en 2009 la remuneración de los asalariados se ha reducido el triple que los beneficios empresariales? ¿Podemos aceptar que aún quieran reducirle derechos a un pensionista que cobra seiscientos euros de media en Murcia, o a una familia que ha agotado ya todos los subsidios? ¿Y no tendremos que defender que la protección social no es una limosna sino un derecho subjetivo? ¿Es pleno subempleo lo que queremos o un trabajo digno? Nosotros seguimos manteniendo la misma opinión: así, no. Permítame preguntarle: ¿necesitamos más razones para movilizarnos?

Una manifestación tendrá lugar hoy en Murcia desde las 18.30 horas. Saldrá desde la Plaza Fuensanta