Fe, arte y familia son los temas que según dijo Federico Lombardi —portavoz de la Santa Sede— marcarían el viaje del Papa a España. Un antes y un después pondrán marco a este acontecimiento histórico de gran relevancia a nivel institucional y personal; para creyentes y también para agnósticos. Nadie va a quedar indiferente. Benedicto XVI deja huella por su santidad, sabiduría y sencillez. Profesionales y voluntarios han preparado la magna visita —empeño personal del Santo Padre— cuidando hasta el último detalle. Santiago y Barcelona, ciudades protagonistas se han engalanado en este trascendental evento para las raíces de la fe católica. Al tiempo que comenzaron a ondear banderas con los colores del Vaticano, voces disonantes han querido empañar la visita papal (no es el discípulo más que su maestro). Ya lo decía Cervantes: «Todos los hombres que no tienen nada que decir hablan a gritos» y así no se va a ninguna parte. Una cosa es la tolerancia y otra muy distinta la desfachatez. Respeto y libertad forman un tándem que parecen ignorar algunos grupos minoritarios que se obstinan en tirar por la borda todo aquello que les supera. Para los católicos el Papa es el representante de Cristo en la tierra; su peregrinación a Santiago de Compostela en el año jubilar y la consagración de la extraordinaria obra de Antonio Gaudí, la Sagrada Familia, subrayan la Buena Nueva que renueva la esperanza, fortalece nuestra fe y nos ayuda a crecer en el amor. El viaje ha sido estructurado en torno a tres claves: «Peregrinaciones como eje de la construcción europea; las obras humanas como expresión del amor de Dios y la dignidad de toda vida y de la vida de todos». La despedida del Papa visitando la obra social diocesana Instituto Católico Nen Deu dedicado a niños con discapacidad es el abrazo entrañable que ha puesto especial broche de cariño a su estancia en España. Su defensa de la vida, de la familia, de la educación, de la justicia y de la paz habrá compensado el esfuerzo y la oración de todos. Le esperábamos con el corazón y con el alma, con el entendimiento y con la voluntad abiertos de par en par. Comprobar la cercanía y el interés del Papa por todo cuanto acontece en nuestra sociedad inspira una gran confianza en el querer de Dios; para Él no hay imposibles. El Santo Padre nos deja su testimonio.

Ahora sólo resta que enmedio de las ocupaciones de cada día nos esforcemos en seguir sus enseñanzas.