Apenas estrenado el otoño ya hemos tenido noticia de las pasarelas de moda anunciando las tendencias de la próxima primavera. Seguirán cayendo las hojas, lloverá, llegará el viento, el frío y la nieve del invierno templado que predicen los meteorólogos. Abriremos y cerraremos armarios buscando el fondo desfondado de siempre ante la eterna pregunta; ¿qué me pongo? … la respuesta, personal e intransferible, admite y aconseja seguir la moda. Eso sí, a nuestro modo.

Las pasarelas de moda ya han unido con hilvanes lo que se ha de coser después. Modelos de creadores clásicos y vanguardistas han desfilado con ritmo trepidante y actual. «La moda es un fenómeno desde el punto de vista sociológico con una enorme carga de cultura, de belleza, de capacidad de expresión» (Enrique Loewe). Cada colección ha dejado la impronta de un diseñador o una marca.

Hilvanar es emprender, esbozar, proyectar, idear, preparar. Casi nada y casi todo. Sobre las pasarelas quedará la extravagancia de los modelos imposibles pero imprescindibles para impactar, sorprender y ser página de portada. El espectáculo pone sobre el escenario de la moda un gran espejo que refleja, entre luces y sombras, la sociedad de nuestros días. Afinar el particular punto de mira para no perder el norte. Seguir la moda a nuestro modo se consigue teniendo personalidad y una jerarquía de valores que fortalecen nuestro criterio a la hora de elegir. Imprescindible estar al día y cultivarnos –cada cual a su medida– en los distintos ámbitos del saber.

La moda como la vida es algo que cambia y se repite. Dice mucho de modos y modales; gustos y estilos; zafiedad o delicadeza; sentido común y sentido práctico; necesidades y carencias.

Hasta cierto punto lo de sufrir para presumir. Vestir según tiempo y lugar con ropa a la moda –por supuesto, cómoda– nos ayuda a relacionarnos mejor con los demás. El toque personal es el plus de desenfado, espíritu deportivo y elegancia que nos toca hilvanar a cada uno. No tenemos que llevar lo que nos suministre el mercado sin más. Es bueno conocer las tendencias que imperan pero el todo vale suele desmarcar la personalidad de cada cual en un chocante desfile de clones.

Vestir la moda es ir acorde según uso y costumbres pero siempre elevando el tono para mejorar la convivencia y el buen gusto en los diferentes ambientes de nuestra sociedad.

No todos somos guapos ni feos. El amor (a nosotros mismos), tan ciego como siempre, puede que nos juegue alguna que otra mala pasada al mirarnos al espejo. Mejor contrastar. La belleza podemos hilvanarla la mayoría pero coserla es otro cantar.