Toda la política de movilidad del municipio de Murcia parece resumirse en una única propuesta: el tranvía. En estos días se han publicitado a toda página las propuestas de accesibilidad de este medio de transporte, y esto sin duda está muy bien, pero no estaría de más que nuestros responsables municipales manifestaran la misma preocupación y empeño por lo que ahora tenemos y sufrimos: el autobús urbano.

La accesibilidad en los autobuses urbanos dista mucho de ser la ideal. Mientras que en muchas ciudades se utiliza el sistema de suelo bajo aquí seguimos en la prehistoria. El sistema de suelo bajo garantiza la accesibilidad universal, es decir, la de todas las personas de movilidad reducida, sea por edad o por circunstancias personales, pero también la accesibilidad de quienes portan carritos de bebé o de la compra, o llevan bolsos y maletas... El sistema es sencillo y consiste en que al llegar a la parada, el autobús se inclina ligeramente hacia el lado derecho y todos sus accesos quedan al ras de la acera facilitando tanto la subida como la bajada. Con este sistema no hay rampas, ni hay que dar gritos al conductor para que la baje. No se pierde tiempo y se beneficia a todos. Está claro que para que el sistema funcione no basta sólo con una flota de autobuses adaptada, sino que también es necesario adecuar las paradas en dimensiones y altura de aceras, entre otras medidas.

En Murcia no es fácil subirse al autobús. Para empezar, hay que salvar el obstáculo de la entrada: un escalón de altura considerable que muchas veces hay que escalar en su totalidad, pues raro es el bus que se arrime a la acera para hacer más llevadero el trance, y todo esto con una de las dos puertas de acceso cerradas. ¿No se preguntan por qué no se pueden abrir las dos puertas? Y es que basta con no conservar la línea o ir cargada con un par de bultos para darse golpes por la estrechez del paso. Subir o bajar con el carrito del bebé o de la compra es aventura arriesgada: o te ayudan o lo lanzas al abismo. Al final llegas a la parada y no es raro encontrarse de nuevo con multitud de obstáculos, desde vallas, setos y hasta contenedores de basura. Eso cuando la parada existe, que en muchos casos se limita a un poste enmedio de una acera. Menos gasto se habrá hecho cuando se suprima la línea correspondiente como se ha hecho con la 13.

Menos mal que el tranvía nos lo va a arreglar todo; bueno, al menos a los que vayan a los centros comerciales desde la Redonda. Para los demás…. ¡paciencia!