Existen personas que no ven, pero dan luz. Otras tienen bien el órgano de la vista y sin embargo -es la paradoja- siempre van dando palos de ciego. La realidad es que no hay peor ciego que el que no quiere ver. ¿Ver para creer? Creer es ver. Ver más allá de nuestros propios muros (reales o ficticios). Ver con perspectiva. Importa y mucho la luz interior que ilumina sin encandilarnos todas las circunstancias de nuestra vida. La llave es la verdad y la verdad no tiene nada que ver con medias verdades o un sinfín de pequeñas o grandes mentiras. Nunca encontraremos la verdad a precio de saldo.

Es realmente penoso que en Andalucía se utilice el carné joven para 'utilizar' (valga la redundancia) a los jóvenes y de paso dejar indefenso al no nacido; mejor dicho, obviarlo en pro de técnicas abortivas 'más avanzadas y seguras' que en la práctica presentan lúdicamente la interrupción del embarazo sin hacer constar que al mismo tiempo se acaba con una vida.

Propaganda barata de partido; lucro de clínicas abortistas. Ignorancia, falta de información y educación de mucha gente joven y menos joven. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Padres y educadores no podemos andar con vendas en los ojos y mucho menos mirar hacia otro lado. La vida no puede estar a merced de políticas de partido que pongan a su capricho la fecha de caducidad de la existencia.

Toda relación humana se dignifica desde el respeto y el cariño. La promiscuidad (utilizar a la persona, desordenadamente, como objeto de usar y tirar) es una rebaja denigrante del amor. El amor es dar y también saber recibir.

Estamos consintiendo una rebaja de moral y costumbres que ya está pasando facturas muy elevadas. Se trivializa todo con un desenfado cargado de desfachatez e ignorancia supinas. Al final, lo de siempre: Cuando la persona no vive como piensa, acaba pensando como vive. Eso sí, según le apetezca. Transcribo parte de una conversación 'vía móvil' que forzosamente -dado el tono de voz empleado- escuché hace unos días: "Mira, no sé si estaré preparada o no. Mi madre dice que ya es hora ¡pero chica!... el embarazo me tiene que apetecer. Y, de momento, va a ser que no. Lo que se dice: primero una planta, luego un perrito y después un niño... je, je... Bueno, tía, te cuelgo"...

La parrafada no sé si no tiene desperdicio o no hay por donde cogerla. Ustedes verán. Porque existen personas que no ven pero dan luz. Otras... van dando palos de ciego sin una mano amiga que les oriente.