Tengo un libro sobre mi mesa de trabajo, una edición que he hojeado con la hache de la curiosidad. Me manda sus páginas su autor, Juan González Castaño, amigo, admirado compañero en su rigor de doctor en Historia, en el amor a Murcia, al primor y vehemencia por el trabajo bien hecho. Es un libro de bolsillo, manejable, moldeable entre las manos ansiosas, para que la vista y el cerebro busque en su contenido la información que no conocemos, el dato preciso del estudio exhaustivo, aunque él confiese ser un aperitivo tan sólo, el pie para animar a la gran búsqueda de toda la historia que nos antecede.

Ya lo digo. El título de la obra es Breve Historia de la Región de Murcia; dice breve porque, ni más ni menos, el historiador ha condensado en cuatrocientas páginas más de 40.000 años de la vida de los humanos con raíces en nuestra geografía. ¡Menuda aventura! ¡Grandioso viaje! Qué envidia si no estuviera a nuestro alcance leerlo y revivir el pasado, las antípodas de los precedentes de la gente que estuvieron donde nosotros estamos.

Su portada es afable, del color de la almagra, lo decoran unas líneas sutiles que reproducen, en finísimo hilo blanco, una rueda antigua de las que levanta el agua del riego, un molino de ocho aspas, sin duda del campo de Cartagena, del que cantara Antonio Oliver; o de su Mula viva. Hay una torre almenada, alfonsina, la silueta del submarino Peral, que navegó la profundidad ante la sorpresa mundial; la venerada y venerable Vera Cruz y Santa, la de cuatro brazos que santifica a Caravaca; la fachada de la catedral de la capital y la silueta humilde de una jarra huertana, cotidiana y colorista.

Juan González ha escrito mucho y formidable, amenamente, dulce y sabiamente, sobre nuestra Historia parcial; sobre las entrañas del pasado en referencia al terruño propio, la ciudad de Mula, que es su ocupación como cronista de lo que allí ocurre.

Leo algunas páginas de esta narración cronológica que desde la Prehistoria hasta la Transición democrática de nuestro país afecta y ha afectado a la vida de los murcianos. Se nota en lo repasado mimo en el dato exacto e indiscutible; cuentan las páginas satinadas las verdades de nuestra evolución social, popular o política; nuestro gran pasado y el minucioso, el particular y pequeño, y por eso grande e irremplazable. Está recién parido en la imprenta, editado por la colección de Tres Fronteras. Se estima que va a ser un mito bibliográfico de fácil y necesaria consulta, contiene la sabiduría condensada de todos los trabajos anteriores sobre el tema, cuya experiencia acumulada ha utilizado el autor para facilitarnos la comprensión a los curiosos lectores que somos. Es un alumbramiento glorioso, un suceso memorable.

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