Todo racismo es fruto del miedo. En el caso de la raza negra, nuestro imaginario está poblado del pánico que provoca, y de rituales para conjurarlo. Historias de exploradores rifle en mano, seguidos de negritos buenos; emocionantes aventuras en la selva, en las que el campamento blanco es un breve territorio, cercado por una vegetación llena de ojos; masivos ataques de indígenas en formación biológica, y, en la historia real, la expulsión de África, sede mítica del paraíso perdido, que comienza con el temido Mau Mau (años 50) y se prolonga hasta hoy con el acecho negro sobre el blanco que se ha quedado, cuyo cronista es el Nobel Coetze. Los piratas del cuerno de África, que ahora nos acosan, son la última entrega de la saga. Ellos se saben dueños de un pavor mítico, y lo administran. Son los salvajes que antes se comían al blanco en una gran olla. Ahora prefieren el dólar a los tocinos.