Algunas mañanas, al tiempo que abandono la radio, mi lugar de comunicación especial, me cruzo con grupos de muchachos que, acompañados de sus profesores, vienen a visitar las instalaciones de este medio de comunicación público, Onda Regional. Semanas atrás se ha vivido un tiempo para la Ciencia en una feria que ha tenido mucho éxito docente.

Uno de los postulados más generales y aceptados de la pedagogía moderna -no sé si me equivoco- es el de que hay que enseñar intuitivamente. Se puede considerar esta tendencia como opuesta a la enseñanza verbalista y enciclopédica. Recordando que la palabra intuición proviene del verbo latino 'intueri', que significa 'ver', se comprenderá el sentido que se le da en pedagogía, en cierto modo distinto del que toma en psicología y en filosofía, sentido que llamaríamos de 'acercamiento a la realidad'.

Este sentido pedagógico de la intuición y su necesidad lo proclamaba ya nuestro Luis Vives, cuando señalaba el peligro de caer en un culto excesivo del concepto y de las palabras, y la reclamaba como el remedio único. "El que sólo aprende las lenguas se queda a la puerta del saber". "El camino para llegar a lo desconocido es pasar por lo conocido; y al juicio y razonamiento se va por el correcto empleo de los sentidos". "Los comienzos han de ser facilísimos, es decir, asequibles a los sentidos, pues éstos son la entrada obligada para todo conocimiento".

Y cuando recomendaba la visita a talleres y lugares de trabajo, y que los mismos estudiantes preguntaran a los operarios acerca del oficio, "porque no en la charla está contenida la ciencia, sino en la observación". En suma, los dos postulados de la intuitividad de la enseñanza: la parquedad en la palabra y la abundancia de hechos y objetos por los que se logran el acercamiento a la realidad por la vía más próxima, la sensible, se encuentran ya explícitamente en Vives.

La regla de oro es que las cosas se presenten, a ser posible, cada una a su respectivo sentido: los olores al olfato, los objetos coloreados a la vista, los sonidos al oído... y cuando se puedan captar por varios sentidos, procurar enseñarlas por todos ellos. Hay que dar a conocer las cosas antes que las palabras. E intuición predicaba Rousseau patéticamente: "¡Cosas, cosas! Nunca lo repetiré bastante. Damos excesiva importancia a las palabras. Con nuestra instrucción verbalista no formaremos más que charlatanes". Más cerca, mi maestro Antonio Gómez Cano en su manifiesto pictórico viene a decir algo parecido: "El principio fue por el verbo, el final también será por el verbo".

jbsanz2@hotmail.com