Entré en un servicio público en cuyo espejo había un cartel titulado "¿Cómo lavarse las manos?" que me recordó las Instrucciones para bajar una escalera de Cortázar. El texto, para mayor perplejidad, iba acompañado de unas ilustraciones dotadas de la capacidad hipnótica de lo obvio. Cada una de las viñetas estaba numerada del 0 al 11, para que no hubiera confusión. Por qué las instrucciones comenzaban en el 0 y no en el 1 me pareció un misterio indescifrable. Tampoco resultaban fáciles de entender las siguientes advertencias previas: "Lávese las manos si están visiblemente sucias, de lo contrario use un producto desinfectante de las manos". ¿Por qué había que desinfectarlas cuando no estaban visiblemente sucias? ¿Qué incompatibilidad había entre el lavado y la desinfección? Otra leyenda, en el mismo cartel, advertía de que el lavado debía durar entre cuarenta y sesenta segundos.

Yo, además de fiebre, tenía un ataque de lentitud, de modo que decidí, por una vez en mi vida, hacer las cosas bien. El problema es que me miré las manos y no las tenía visiblemente sucias por lo que, en teoría, debía usar un producto desinfectante que no hallé por ningún lado. ¿Qué hacer?

Decidí que transgrediría las normas y me lavaría con jabón, que es lo que he hecho toda mi vida al salir del cuarto de baño, tuviera o no tuviera las manos 'visiblemente sucias'. Llevé a cabo la operación siguiendo las instrucciones del cartel, lo que me llevó cinco minutos largos. Jamás habría podido imaginar que un acto cotidiano era tan complicado.

Claro que si te pones a pensar en las dificultades que implica ducharse no lo harías jamás. Unas instrucciones para la ducha ocuparían por lo menos un folleto, quizá un libro de cien páginas, sobre todo si se le añadieran ilustraciones.

El cartel estaba firmado por la Organización Mundial de la Salud, lo que me pareció alucinante. De todos modos, ya he dicho que tenía unas décimas, por lo que la realidad en general me parecía un poco rara. El caso es que pasaron unos días, se me fue la fiebre y volví al lugar del crimen, donde continuaban las instrucciones tal como las recordaba. ¿Funcionará igual el Fondo Monetario Internacional?