Estamos acostumbrados a pensar que los exhibicionistas son aquellos que en un parque se abren la cutre gabardina color camel que llevan puesta y enseñan a las pacíficas transeúntes las vergüenzas que ellos no tienen. Pero hete aquí que ahora la exhibición que está de moda no es la del tarado mental sexual, sino la de personajes, más o menos públicos, que aparecen esposados por las fuerzas de seguridad.

El pollo, con perdón, que se ha montado en estos últimos días, concretamente desde el viernes pasado, porque cuando llegaron los detenidos en la 'Operación Pretoria' contra la corrupción urbanística, a la Audiencia Nacional, se les vieron esposados y con una bolsa de basura conteniendo sus enseres particulares, es menudo. Desde el presidente de esa Audiencia, hasta los políticos, pasando por asociaciones de jueces y la Presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, que calificó esa circunstancia como "pena de paseíllo o de telediario", se ha puesto el grito en el cielo. Y uno que no es precisamente amante de esas exhibiciones, pues creo que el respeto al ser humano en su intimidad es esencial, sin embargo, no me explico el por qué de tanto revuelo. Estos señores, que han sido detenidos no por capricho de la Guardia Civil sino porque son presuntos delincuentes, ¿tienen más derechos que los chorizos de tres al cuarto, cuya cara sí puede ser vista? Pues no, el principio de igualdad jurídica y de los ciudadanos ante la ley es clara. Las Fuerzas de Seguridad son las encargadas de su custodia y las obligadas a presentarlos ante la autoridad judicial. Es decir, son los responsables de la fuga de un detenido, y que yo sepa ninguno de los guardias civiles encargados de su custodia, había compartido mesa y mantel con los detenidos, como para estar seguros de su conducta, por lo que si estaban esposados, simple y llanamente los agentes estaban cumpliendo con su obligación. ¿O es que por tratarse de un delito de guante blanco, sus autores deben ser tratados de forma diferente o deben fiarse esas fuerzas de ellos, máxime si tenemos en cuenta que si están detenidos es porque no son precisamente de fiar? Es muy fácil criticar a costa de las responsabilidades ajenas. La Policía y la Guardia Civil aplican la máxima del sabio oriolano Caralampio: "No te fíes del que tenga nariz, y del chato de la verea menos, pues se le cayó de sinvergüenza que era". Es curioso que nos escandalicemos de esas fotos y no del despiece diario que en las televisiones privadas se hace de cualquier ser humano, por ilustres colaboradores que con un poco de suerte tienen acabada la ESO. De uvas a peras, de higos a brevas o por calendas grecas, se reproduce el tema de no mostrar la cara de los detenidos. Pero lo cierto es que si están en lugar público no hay nada que hacer. Otra cosa es que esas imágenes se hayan obtenido en los calabozos o dentro del furgón policial, pero incluso en los pasillos de los juzgados se hacen fotos. Nuestra jurisprudencia la única traba que pone a estas fotos es que tengan relación con la noticia. Esto es, que no sean algo fuera de contexto sino que complementen la noticia escrita. Y en este supuesto las imágenes venían como anillo al dedo.

Menos protestar por las fotos y más ser honesto. Pues si de protestar se trata, estoy hasta el birrete de las zanjas para el tranvía, de los desvíos provisionales y de las rotondas. Y no digo nada.