Me gusta el lema que han adoptado las X Jornadas Estatales en Defensa del Ferrocarril que durante hoy y mañana se celebran en Lorca. El lema es, ni más menos, 'Por un ferrocarril público y social, seguro y sostenible'.

Suena bien, y suena imprescindible.

Porque a estas alturas sabemos que el tren es una estrategia enormemente útil para la movilidad en territorios que pretendan ser contemporáneos, dinámicos, integrados y ambientalmente inteligentes. Para ello, y aunque poder llegar en AVE a los sitios principales puede estar muy bien, realmente las soluciones ferroviarias de proximidad son las que de verdad colaboran a que las ciudades -con sus cada vez mayores extrarradios-, los pueblos, los territorios y sus sociedades, puedan funcionar de forma mínimamente cómoda y vertebrada.

En todos los sitios, y particularmente en la Región de Murcia, es el momento claro e inaplazable del tren. Y toca impulsar que el ferrocarril, y sus variantes, llámense tranvía, metroligero, o como se llamen, se convierta en la columna vertebral del sistema de transporte, intentando robar al coche el protagonismo absoluto que ahora mismo tiene. Se trata de intentar que los ciudadanos nos movamos con cierta dinámica, de reducir el tráfico y los colapsos en nuestras ciudades, de reducir la contaminación y la emisión de gases de efecto invernadero, de favorecer las ciudades medias, de vertebrar el territorio.

¿Se entiende que en esta región no haya una buena línea de cercanías entre Murcia y Cartagena? El único cercanías que funciona realmente es el que conecta la capital murciana con Lorca y -con mucha menos funcionalidad- hasta Águilas. A Cartagena van trenes como de paso y con frecuencias muy pequeñas. Al resto del territorio, nada de nada.

Parece que está en estudio por el Gobierno regional algunas iniciativas de tren ligero para el área metropolitana de Murcia. Tranvía o tren ligero para el entorno de la capital, sin dudarlo, y también correspondería estudiar líneas de cercanías con lugares hasta ahora desconectados (el Noroeste, el Altiplano o la Vega Alta, por ejemplo) y reforzar radicalmente la conexión ferroviaria frecuente con Cartagena, sin la que no se entendería el famoso eje Murcia-Cartagena que se supone puede funcionar como locomotora del desarrollo regional.

Ya entiendo que el coste, el largo plazo y las dificultades de este tipo de actuaciones son muy altas, pero también creo que son básicas para nuestro futuro si queremos corregir mínimamente las derivas ambientales, culturales y de modelo de sociedad que implican los sistemas metropolitanos que nos estamos dando. Será caro, pero sin duda enormemente rentable, al menos desde el punto de vista de la ciudadanía y la sostenibilidad en las que se deben valorar estas cosas.