Cuatro Flechas-Valonas; tres Lieja-Bastoña-Lieja; dos Clásicas de San Sebastián; dos platas y cuatro bronces en el Mundial de ciclismo en ruta; y una Vuelta a España, a la que sumar cinco podios más en dicha ronda, más un tercer puesto en el Tour 2015, y en el Giro 2016.

Los logros de Alejandro Valverde Belmonte, para cualquier seguidor de la disciplina ciclista, son de sobra conocidos. Pero aún perdura en nuestras memorias, en su carrera profesional, dos 'espinas' clavadas por las que aún debe luchar, el oro mundial, y como no, la máxima distinción posible para un deportista de élite: el oro olímpico.

Para ello, en la tarde de hoy (la salida es a las 14.30 horas, horario peninsular) tiene su última bala. Un juego de palabras bastante recurrente a la par que obvio: Valverde está ante su última posibilidad para alcanzar una gloria dispuesta para unos pocos privilegiados del Olimpo deportivo.

El propio Valverde ha corroborado estos días desde Río de Janeiro sus ansias porque llegue el momento de la prueba: «Estoy deseando que llegue el sábado».

El circuito le viene como anillo al dedo: la exigencia durante los 241,5 kilómetros de la prueba será constante, un recorrido de cuatro vueltas y ávido de curvas, una lucha contra el tiempo que alterna cadenas montañosas de desmesurada humedad y viento a pie de costa.

Hasta que ha llegado el momento, el ciclista murciano y el resto de la selección olímpica española, que completan Joaquím 'Purito' Rodríguez, Imanol Erviti, Ion Izagirre y Jonathan Castroviejo, realizaron el reconocimiento del recorrido partiendo desde una gasolinera debido a que la carretera por la que transitaban estaba cerrada con motivo del paso de la antorcha olímpica.

Todo el bloque, incluida Anne Santisteban, la única ciclista, llegó el jueves a Río después de una plácida estancia de tres días en Telespolis, una ciudad a 90 kms. de la sede olímpica de la que han quedado «muy contentos» por la «tranquilidad» que les ha aportado: «Hemos entrenado bien y muy tranquilos», se han felicitado, recordando las dificultades de otras selecciones con el tráfico de Río, la mayor decepción en su llegada al escenario de la carrera. Esas selecciones han llevado a cabo su entrenamiento con el asfalto abierto al tráfico denso y arriesgado habitual de la capital del estado de Río de Janeiro.

Valverde, líder del equipo; Purito, segunda opción, y el resto del bloque, que trabajará para ambos, desembarcaron en Río justo para reconocer por primera vez el circuito y rodar por él, aunque haciendo unos 110 kms. de los 237 a los que tendrán que hacer frente hoy por las vueltas que han de darse a las dos partes diferenciadas que tiene.

La primera de ellas, el circuito de la contrarreloj, tiene tres suaves subidas de cuarta categoría: Joa, Grumari y Grota Funda, durante los 150 primeros kms. de carrera. Por la primera solo pasarán una vez y por las otros dos cuatro veces. En la segunda parte se encuentra el alto decisivo que se presume en la prueba, Vista Chinesa, un puerto de primera categoría y casi 9 kms. de ascensión dividido a su vez en dos partes y al que los ciclistas tendrá que ascender tres veces. El último paso por la cima se encuentra a 10 kms. de la meta situada en la Avenida Atlántica de Copacabana.

Sobre un escenario así, Valverde sueña con el broche de oro, un final a la altura de un palmarés que, aún sin la medalla, se recordará en los anales del ciclismo.