Recrea la figura y la personalidad de Lou Andreas Salomé, una mujer fascinante que sedujo a algunas de las mentes más privilegiadas de la Europa de finales del XIX y comienzos del XX, una poeta, ensayista y finalmente psicoanalista que fue una adelantada a su tiempo en momentos en los que la condición femenina estaba socialmente devaluada.

Aunque nadie duda de que podía haberse llegado más lejos, habida cuenta el desfile de ilustres personajes que vemos, la labor de la realizadora Cordula Post-Kablutz es más que correcta teniendo en cuenta, desde luego, que se trata de su opera prima.

Por eso este biopic hay que saludarlo como se merece, sobre todo en lo que atañe a la denuncia que conlleva de una tremenda discriminación en el terreno sexual. Lou Andreas-Salomé fue una de esas personalidades que contribuyeron a superar las enormes barreras que frenaban la conquista de los derechos de la mujer en momentos en los que apenas cumplía en la sociedad el papel de esposa sumisa y madre.

Nacida de una familia adinerada en San Petersburgo, desde muy joven sintió que el sexo era el principal obstáculo para vencer las resistencias de una sociedad machista.

Por ello asumió el compromiso de renunciar por completo a la práctica del mismo, abriéndose paso al mismo tiempo en la disciplina de la filosofía y, tras emprender una amistad con Sigmund Freud, de la psicología, erigiéndose en la primera mujer psicoanalista de la historia.

La película comienza en 1933 con imágenes de la quema de libros por parte de los nazis. Es el momento en que se presenta en su casa un germanista, Ernst Pfeiffer, que va a convertirse en su biógrafo y que permitirá que buena parte de su legado no se haya perdido. De esta forma y mediante una vuelta atrás, accedemos a la peculiar relación de la protagonista con el primer hombre que se enamora de ella, Paul Rée, que asume el obligado compromiso de marginar totalmente la sexualidad.

Solo cuando aparece el poeta Rainer Maria Rilke e inunda con verdadera poesía su amor, Lou pone fin a su celibato, reconociendo el error de su actitud.

Es el periodo de su vida más fértil y creativo, en el que conoce a Friedrich Nietzsche y a Freud, y el que su nombre aparece vinculado a excesos sexuales que rozan el escándalo.