Exquisita, sensible, emotiva y, entre otras cosas, encantadora, esta quinta película del director italiano nacido en Sicilia Luca Guadagnino, es no sólo su mejor trabajo, también una muestra de su gran madurez narrativa y de su soberbio control de los resortes dramáticos.

No es por ello una casualidad la lluvia enorme de premios que ha recibido y que ha cristalizado hasta ahora con sus tres nominaciones a los Globos de Oro —los de mejor largometraje dramático, actor principal (Timothee Chalamet) y actor de reparto (Arnie Hammer)— y las cuatro a los Oscars (película, actor, guión adaptado y canción original). Nadie pone en duda que es uno de los títulos más relevantes del año y motivo de inevitables debates. Todo ello a partir de una virtud esencial, el tratamiento impecable y de un cuidado ejemplar de una relación homosexual que involucra a un muchacho de 17 años en el marco incomparable del norte de Italia.

Aunque las tres cintas de Guadagnino estrenadas en España—Melissa P., Yo soy el amor y Cegados por el sol—certificaban ya valores que llamaron la atención de la crítica, el salto cualitativo que representa Call me by your name es exagerado por su dimensión y por sus valores estéticos y formales. Es verdad que ha contado con una ayuda impagable y decisiva, el guión de un maestro como James Ivory, cineasta que tiene en su filmografía perlas como Lo que queda del día, Una habitación con vistas y Regreso a Howard Ends y que ha efectuado una adaptación perfecta de la novela de André Aciman editada en 2007, pero con esto y con todo, lo que desprende este trabajo es una inspiración notable.

El propio escenario, una de las regiones italianas más bellas, contribuye a encauzar la belleza. Es verano y el joven de 17 años Elio se dispone a pasar con sus padres las típicas semanas de vacaciones. Es un muchacho culto y entregado a la música que denota la estrecha relación con su padre, amante de la cultura greco-romana, y con un entorno idílico. Lo que, sin embargo, parecía la rutina de siempre cambia radicalmente con la aparición del norteamericano Oliver, un joven becario que va a colaborar con el padre de Elio para acumular méritos en su carrera. De inmediato se produce una atracción evidente que supone para aquél el descubrimiento del amor con toda su intensidad.