Encaja abiertamente en el marco de un cine feminista y femenino y es una comedia belga con un toque francés que se adentra en el espacio privado e íntimo de cuatro primas y amigas que viven situaciones vinculadas al sexo y al amor desde distintas perspectivas y que recurren habitualmente a la mentira como instrumento para lograr sus objetivos en buena medida románticos.

Tiene la virtud de entretener durante sus reglamentarios 95 minutos. Un mérito indudable si se tiene en cuenta que es la ópera prima de una abogada, Solange Cicurel, cuya única experiencia previa en la pantalla era un corto, Einstein era un refugiado, y que es coautora del guión junto con Jacques Akchoti.

En su haber hay que apuntar la frescura de las imágenes, la aceptable dirección de actores, sobre todo de las mujeres, y el humor que desprenden a menudo momentos teóricamente dramáticos. Por eso es indudable que el método de la realizadora de poner algo suyo, de su propia intimidad, en las cuatro protagonistas ha resultado un acierto.

Lo que resulta elocuente es que Laura, Eva, Anouch y Yaël son prototipos muy de nuestros días, muy distintas entre sí pero que se complementan hasta tal punto que no pueden vivir mucho tiempo sin contarse sus cosas. Laura es una madre divorciada que tiene un evidente autocontrol de su panorama amoroso hasta que cae en las redes de Alain; Eva siente que la relación con su esposo, David, está caducada, pero reconoce que su generosidad es un don que no tiene precio; Anouch presume de estar liberada y de habérselo montado a su medida y, finalmente, la benjamín Yael se enfrenta a los problemas típicos de quien prepara su boda. Es una situación que cambia radicalmente cuando sale a la luz la opción sexual de su novio, que no parece tener clara su heterosexualidad.

Con este cuadro femenino, en el que hay que incluir a la veterana francesa Brigitte Fossey en el papel de una entrañable tía, la película pone sobre el tapete una infinita sucesión de problemas que a menudo estallan en conflictos con un sustrato más o menos divertido en el que se impone, por fortuna, la capacidad de comunicación de las protagonistas, lo que impide que el tedio llegue a tomar cuerpo.