La ensalada es un alimento saludable y ligero. Conveniente para cualquier dieta y paladar, éstas pueden ser abundantes, atractivas, nutritivas y saciantes. Pero sobre todo pueden llegar a ser nuestras grandes aliadas si queremos perder peso o simplemente guardar la línea. También suponen una alternativa socorrida si se suele comer fuera de casa, así como un buen y fresquito plato veraniego. Pero son algo más que cuatro hojas de lechuga con un poco de aliño. Se les puede sacar mucho partido y convertirlas en un plato súper rico en nutrientes.

En 'Ensaladas para la Salud. Nutritivas, sabrosas y frescas' (Lunwerg), Amber Locke muestra lo "más atractivo" del crudismo y vegetarianismo, dos corrientes alimentarias donde las ensaladas cobran gran protagonismo. Su idea parte de que cada plato debe tener al menos siete colores diferentes para ser saludable, y la autora recomienda:

1. Elige la variedad de hortaliza por su valor nutricional, además de por su sabor, color, textura y aspecto.

2. Compra la verdura más fresca y de mejor calidad que encuentres.

3. Asegúrate de que los ingredientes están secos. Es un paso muy importante, especialmente para las delicadas hojas de la ensalada, pues el aliño no empapará una hoja húmeda y la ensalada puede quedar con exceso de agua.

4. Intenta que cada bocado contenga distintos elementos, como hojas de lechuga, verduras, hierbas aromáticas, trozos crujientes, trozos fibrosos, trozos jugosos y una pizca de dulzor (con fruta o con el aliño) para equilibrar sabores y texturas.

5. Las hojas más delicadas combinan mejor con un aliño fresco y ligero, mientras que las ensaladas con hojas e ingredientes más consistentes soportan mejor aliños fuertes, más espesos, intensos o cremosos.

6.Si vas a servir la ensalada con el aliño ya incorporado, añádelo poco a poco para no anegarla. Excepto para las que lleven col, un ingrediente que se beneficia de un aliño temprano, condimenta la ensalada en el último minuto.

Una ensalada puede ser tan simple o compleja como se quiera. Por tener una mayor elaboración no va a ser mejor. "Unas gruesas rodajas de tomate madurado al sol no necesitan nada más que un pellizco de sal marina, un chorrito de un buen aceite de oliva virgen extra y un puñado de hojas de albahaca. Incluso se puede desayunar ensalada en forma de zumo o batido verde", sostiene.

Además, defiende que muchas veces nos resistimos a comer las ensaladas en los meses más fríos, pero si se rocían con aliños sabrosos y picantes (jengibre, ajo y especias, por ejemplo), se incluyen hortalizas ricas en carbohidratos (como zanahoria, batata y apio o nabo), y se añade un puñado de nueces y semillas, al instante se consigue una ensalada "más saciante y reconfortante". Se pueden también cocer las verduras, emplear aliños templados o salsas y aderezos calientes.

Aunque se suele considerar a la ensalada un plato principalmente salado, Locke llama la atención sobre el hecho de que se puede añadir fruta, como fresas, arándanos e higos, por ejemplo. "Además de aportar una textura suave y un sabor dulce, el plato final tendrá un aspecto muy apetecible", subraya. Así, destaca que la mejor manera de empezar una ensalada es con vegetales frescos, "preferiblemente de temporada y ecológicos".