Una semana después de la presencia de la ‘mamma’ de Marco Ferri en plató para consolar a su hijo tras la expulsión, era la madre de Alyson, Anne, la que viajó desde muy lejos, Seattle, ante la posible salida de su hija de la casa, aunque tendrá que aprovechar para conocer Madrid los próximos tres días porque su hija se disputará el próximo domingo el maletín con los 300.000 euros con Daniela Blume e Irma Soriano. La estadounidense es una de las potenciales finalistas de una edición de la que ha sido protagonista principal, gracias a ese triángulo amoroso en el que se vio envuelta contra su voluntad.

Daniela pasó los últimos días aislada por decisión propia, con desencuentros especialmente duros con Aly, la que fuera su 'amiga', y Elettra, que no le perdona que le tirara los tejos cuando Alesandra parece mantener "una relación no convencional" con un tal Andrés. La gala de este jueves sirvió para reforzar las enormes posibilidades de la sexóloga, que, por cierto, tuvo de su parte a mucha de la prensa que participó en la rueda de prensa previa a la final.

Alegatos ante los medios

La primera en la frente para Emma Suárez de parte de Miguel Friguenti, que la calificó como personaje de bulto; la segunda vino, a continuación, a cuenta de las horas que había pasado en la cama o tumbada. La cómica, a la que criticaron su falta de implicación, se defendió bastante bien, sin mojarse, pero echándole humor a cada una de las cuestiones que le llegaban desde el patio de la sala de pruebas. La madre de la actriz estuvo a la altura a pesar de las constantes intervenciones de Aída. Jordi González llamó la atención a la vallisoletana muy sutilmente con un "hay que saber escuchar", que no hizo otra cosa que poner a la Nízar a la defensiva.

La segunda fue Irma, que se enfrentó a la calificación de "traicionera" por aquello de los dos puntos que le dio a su amiga Emma. La presentadora trató de justificarse, pero lo pasado, pasado está, y los dos puntos se los dio para bien o para mal. Hubo muchas alusiones a sus rifirafes con la 'elegida de Dios', como la concursante más desequilibrante en la casa y en su estado emocional durante la convivencia.

Tras esta intervención, Jordi González puso al tanto a la audiencia sobre los duros desencuentros entre Mariano y Aída en las pausas publicitarias, que llevaron a la dirección del programa a invitarles a abandonar el plató. "Se detestan", comentó el presentador ante las dos sillas vacías.

Elettra no cambiaría nada de su comportamiento desde que entró en la casa. Uno de los periodistas le insinuó que compartiera el maletín con Blume, algo a lo que se negó, pero aseguró que de ganarlo se lo dará a "quien lo necesite". Nerviosa, muy nerviosa, la italiana sacó las uñas con las cuestiones más peliagudas de su paso por el concurso y hubo algo de cachondeo con su Súper tuneado, una estrategia para empatizar con el público que le ha servido más bien de poco.

Daniela, emocionada, parecía tener a los medios a su favor, pero la primera pregunta vino desde casa, Los 40 Principales. El compañero en cuestión le hizo partícipe de su perplejidad por el mal rollo entre dos personas a las que creía amigas. Recibió muchos halagos, muchas preguntas sobre sus conflictos y el aislamiento por el que optó los últimos días, y hubo alguna cuestión tímida sobre su acercamiento 'intencionado' o posible carpeta con Lamborghini.

Y llegó Aly, la última del quinteto, con algún que otro fan entre los reporteros. Empezaron preguntándole por la hora sin cámaras, si fue por atracción o por venganza con Marco, y la estadounidense admitió haber ido a por todas con su brasileño. Estuvo autocrítica con parte de su concurso y lamentó los calificativos que dedicó a algunos de sus compañeros. Confesó morirse por preguntarle a Marco lo que realmente siente por ella. De su relación con Blume volvió sobre sus palabras y dijo respetar y admirar a su 'enemiga' como compañera en la radio, pero insistió en el hecho de no haber conectado con la sexóloga en los tres años de relación.

Volvieron a salir frente la prensa para despedir a la primera de las dos que anoche abandonaron la casa: Emma. La intérprete, despistada, una tónica general desde el arranque del concurso allá por enero, no alargó la despedida de sus compañeras, parecía tener prisa por llegar a Fuencarral.

Con Ozores de camino, las cuatro finalistas se enfrentaron a cuestiones escogidas de las redes. Elettra y Dani no se cortaron ante los medios y volvieron sobre el monotema de su 'no' flirteo. Blume fue directa con la italiana: "Si no te gusto, porque te importa que tenga novio", a lo que la interpelada contestó con un: "Si te gusta el chorizo, pues come chorizo", una frase que pone en entredicho la propia bisexualidad declarada por la italiana.

De vuelta a la casa, se desató la locura entre la locutora y participante de Super Shore, momento que Eckmann aprovechó para tumbarse boca abajo sobre la mesa de la cocina, mientras Soriano, callada, vigilaba de cerca a las dos gatas enzarzadas. Enfrentamiento previo a la expulsión de la italiana, que se marchó con dos besos fríos a sus compañeras y con un enfado considerable.

Emma y Elettra, en plató

Con Aída, Alejandro Abad y Toño Sanchís dando la espalda a las cámaras, Emma llegó a Telecinco con la sonrisa y el buen talante que la llevaron hasta la semifinal. La entrevista al 'fantasma de Guadalix' se redujo a la mínima expresión ante el acalorado confesionario que protagonizó Blume, que parecía más preocupada de limpiar su imagen por los comentarios de la última expulsada que de disfrutar de su proclamación como finalista de la quinta edición.