Una excelente muestra del cine iraní que sigue la tradición, en su mejor versión, de la pléyade de realizadores de este país que han alcanzado ya un prestigio internacional a pesar de moverse con enormes dificultades por la rígida censura y que alguno de ellos, como Jafar Panahi, ha sido privado de libertad. Tanto es así que se puede aventurar, pese a que no conozcamos las otras películas nominadas, que el Óscar que acaba de recibir a la mejor cinta en lengua extranjera es incontestable. Ya obtuvo en Cannes los galardones al mejor guión y al mejor actor (Shahab Hosseini) y en la Seminci de Valladolid el premio de la Juventud.

La madurez del director, un Asghar Farhadi que ya nos regaló en 2012 la soberbia 'Nader y Simin. Una separación', que también se hizo con el Óscar, y que escribió su carta de presentación en el plano internacional en 2009 con la notable 'A propósito de Elli', obliga a situarlo en el reducido podium de los autores más relevantes del cine actual.

Con escasos medios, compensados en parte por la ayuda de Francia, y con un reparto nutrido de nombres semi-profesionales en el mejor de los casos, Farhady sabe atrapar al espectador en una vorágine que aporta a las imágenes una dimensión dramática impecable en la que los personajes cobran vida de principio a fin. Lo que ha hecho para asegurarse factores tan complicados es iniciar la proyección con una situación impactante y abrir paso a unos individuos que demuestran una coherencia y un rigor notorios.

En efecto, todo se perfila cuando la pareja que forman Emad y Rana se ve obligada a abandonar el edificio en que viven ante el riesgo inminente de derrumbe, como revelan claramente las grietas que se extienden como un reguero de pólvora. Comprometidos con la cultura, Emad es un profesor de instituto miembro, al igual que Rana, de una compañía de teatro aficionado que está representando en Irán la obra de Arthur Miller 'La muerte de un viajante'. Aunque forman parte de la clase media iraní, la obligación de buscar un nuevo piso de alquiler pone al relieve su precariedad en todos los frentes.