El veterano sacerdote don Antonio Fernández Marín falleció el día 5 de octubre; fue un cura prolífico que ha ejercido su labor pastoral como párroco de la iglesia del Sagrado Corazón, de Molina de Segura, en los últimos seis años. Allí ha realizado su trabajo hasta los primeros días de septiembre, cuando su grave enfermedad estaba dando los últimos coletazos.

Durante más de 50 años difundiendo la palabra de Dios, don Antonio ha ejercido diversos doctorados y funciones, siendo Superior y profesor en el Seminario Menor de la Fuensanta; director espiritual del Seminario Menor de San José y, posteriormente, del Seminario Mayor de San Fulgencio, así como Capellán del Santuario de la Santísima Vera Cruz.

Don Antonio realizó determinadas labores en parroquias de Cehegín, Cuevas del Reyllo, Caravaca, Santomera, etc. También fue párroco en el Siscar, Algezares, Cartagena (Inmaculado Corazón de María), si bien los cuatro años que ejerció como misionero en Honduras, en la ciudad de San Pedro de Sula, fue una de las etapas que le marcaron poderosamente y que reflejaba constantemente en sus homilías.

Anteriormente, entre los años 1980 y 1983, ya había ejercido en Molina de Segura, donde fue ecónomo de la iglesia de la Asunción, que compatibilizó dando clases de Religión en el Instituto Vega del Thader. ¡Quién le iba a decir a él que 27 años después volvería a Molina! En los seis años que ha estado al frente de la parroquia que da nombre al popular y notable núcleo molinense, Don Antonio dejó patente su sello personal de amor hacia los más necesitados, generosidad, bondad, humildad, entrega incondicional, búsqueda de la paz y, lo que es más importante, refrendando siempre el Evangelio de Jesucristo.

Su fallecimiento llenó de inmenso dolor a la población molinense, donde había calado muy hondo con el ejemplo de sus obras. La parroquia se vio muy potenciada con su quehacer diario y los actos en su recuerdo se han multiplicado, incluida la asistencia masiva a su entierro, que tuvo lugar en su pueblo natal de Barranda.

Siempre ocupará un lugar en nuestro corazón.