La consigna era clara: "hay que proteger los colegios". Durante todo el fin de semana, pero sobre todo a partir de las cinco de esta madrugada, centenares de personas se han congregado a las puertas de los diferentes colegios electorales de toda Cataluña para impedir que los centros fueran precintados o clausurados por las fuerzas de seguidad. Un precinto que no se ha llegado a consumar en los colegios de Barcelona pero que no ha impedido que, horas mas tarde, decenas de agentes de la Policia Nacional hayan iniciado una ruta, centro a centro, para incautar urnas y votos.

Unas incursiones que han dejado una serie de heridos cuya cifra no deja de aumentar conforme avanza la jornada. Uno de los últimos ha sido un joven con una herida de bala de goma en el ojo, según los medios catalanes. Las cargas se han dado en distintos barrios, entre ellos, el Raval y Sant Antoni.

En la avenida Paral·lel los antidisturbios han vuelto a disparar pelotas de goma, como ya hicieran a primera hora en la escuela Ramón Llull. Mientras, los ciudadanos que se reunían en los aledaños de la Escola Pia Sant Antoni gritaban cànticos como "votarem" o "fora les forces d'ocupació" y otros asistentes de la zona se guarecían en bares cercanos, que han cerrado sus puertas al paso de los agentes.

Y así es como están entendiendo los vecinos de Barcelona la jornada, como si se tratara de un sitio policial. Mientras centenares de barceloneses se continúan agolpando en los colegios para acudir a votar, formando largas colas, otros se mantienen frente a los agentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que estan recorriendo los centros. El ministerio del Interior ha enviado cerca de 5.000 agentes a Barcelona para la operación encaminada a impedir la consulta, declarada ilegal por el Tribunal Constitucional. "Es totalmente desproporcionado", exclaman algunos de los presentes en el Paral·lel.

En el centro Collasso i Gil, del Raval, la mañana ha transcurrido tranquilamente. A media mañana un millar de personas conformaban la fila para votar en el comedor del centro, que ha abierto sus puertas a las 9.15 de la mañana. Cada vez que una persona mayor emitía su voto, la multitud explotaba en una gran ovación.

Ese es el caso una mujer de 83 años y oriunda de Granada que ha roto a llorar cuando ha metido su voto en la urna. Acompañada por sus dos hijos, la mujer ha recibido los aplausos de los presentes mientras insistía en la importancia de ir a votar hoy. "Es un día histórico", ha señalado.