El exconsejero madrileño y exdirigente del PP Francisco Granados ha negado hoy ante el juez tener patrimonio oculto, pero no ha esclarecido ni ha "tirado de la manta" acerca de la red de corrupción de la que se le considera cabecilla y que operó en varios municipios de la Comunidad de Madrid, la trama Púnica.

Durante tres horas ha comparecido el exalcalde de Valdemoro (Madrid) ante el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco para esclarecer las sospechas sobre el "elevadísimo patrimonio" que, según el magistrado, puede tener oculto, razón que motivó que se le prorrogase dos años más la prisión preventiva.

Patrimonio que ha negado rotundamente tener, según han informado fuentes jurídicas, y del que solo ha reconocido el millón de euros que se encontró en el altillo de la casa de sus suegros y que, según Granados, proviene del dinero ahorrado en la época en que trabajaba en Société Générale, previa a los hechos que se investigan.

Granados colocó el millón de euros en el altillo "por su cuenta y riesgo" y porque tenía que "dejarlo en algún lado" al encontrarse haciendo una mudanza y no lo declaró nunca ante el juez porque nadie le preguntó acerca de él, según ha recalcado su abogado.

No ha aportado luz, sin embargo, acerca de su supuesta participación en la trama en Púnica, de la que se le considera número 1, por lo que previsiblemente continuará en prisión acusado de blanqueo de capitales, pertenencia a organización criminal, tráfico de influencias, cohecho, malversación, prevaricación y fraude.

Lo que sí ha hecho es desvincularse de su socio David Marjaliza, a quien ha acusado de mentir en su declaración de trece horas ante el juez en verano de 2015 y de decir cosas que están "muy lejos de la realidad".

En su declaración, Marjaliza desveló al magistrado el funcionamiento de una red corrupta de comisiones a cambio de adjudicaciones que incluía pagos a alcaldes y financiación de campañas electorales en decenas de municipios de Madrid.

Una trama de la que formaba parte Granados, a quien acusó de lucrarse y de ser el ideólogo de operaciones inmobiliarias que su empresa desarrolló en Valdemoro, localidad de la que era alcalde.

Y, es más, le acusó de llevarse entre 3.000 y 6.000 euros por cada vivienda que él vendía, operaciones que se hacían parte en negro, hasta el punto de que llegó a acumular "millones" que luego escondió en Suiza con ayuda de Granados.

Sin embargo, el exconsejero madrileño ha asegurado que en la Comunidad de Madrid no se repartían mordidas y que él no se llevó nunca dinero porque lo que siempre hacía, han añadido las fuentes, era defender el interés público. De hecho, Marjaliza, según Granados, no intermediaba en nada y le ha acusado de seguir ganando dinero en Valdemoro.

También se ha pronunciado el exdirigente del PP sobre la libreta que se le incautó y en la que se recogían las entradas y salidas de gastos de las campañas electorales del PP.

Al respecto, ha manifestado que las anotaciones de números no se correspondían a dinero sino al número de asistentes a los eventos, aunque sí que ha admitido que las siglas B.G. podrían corresponder al exgerente del PP de Madrid, Beltrán Gutiérrez, mientras que J.L.M. podría ser Jose Luis Moreno y J.E.C. serían unas jornadas de educación.

Se ha desvinculado además del considerado "conseguidor" de la trama, Alejandro de Pedro, a quien simplemente conocía y con quien viajó en una ocasión a Panamá y no se ha pronunciado sobre los supuestos contratos que pretendían mejorar la reputación online e influencia en redes sociales de políticos y que podrían haber sido abonados con dinero público.

El exconsejero madrileño, que ha alabado a la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, pero que no ha mencionado al expresidente regional Ignacio González, ha respondido a las preguntas de la Fiscalía, de su abogado, algunas realizadas por acusaciones y al juez, quien al término de la declaración ha abandonado la sala visiblemente enfadado.

A lo largo de su declaración, el exconsejero ha reiterado que lo está pasando muy mal, aunque fuentes jurídicas presentes en su comparecencia le han visto entero, con un tono suave, decidido y haciendo gala de sus dotes de orador.