La decisión del PSOE de abstenerse que se aprobó en el pasado Comité Federal da luz verde a Mariano Rajoy para ser salir investido presidente del Gobierno. Y es que los 137 diputados conseguidos por el PP en las elecciones del 26J, sumados al sí de los 32 diputados de Ciudadanos, el de Coalición Canaria y a la abstención del PSOE (aunque no sea una abstención en bloque), garantiza la investidura del líder del PP en segunda votación.

Para que el debate de investidura termine con éxito, Mariano Rajoy debe recabar el apoyo de una mayoría parlamentaria. En la primera votación ese apoyo debe ser de la mayoría absoluta de la Cámara, es decir, 176 votos a favor, una votación abocada al fracaso.

La siguiente votación, el próximo sábado 29 de octubre, es la que permitirá a Rajoy ser investido presidente del Gobierno al necesitar sólo una mayoría simple (más síes que noes). Con la abstención del PSOE, el líder del PP terminará esta segunda votación con 170 votos a favor (Los del PP, Ciudadanos y Coalición Canaria), por lo que podrá ser investido y dar inicio a una nueva y dudosa legislatura.

Y es que tras los resultados de las pasadas elecciones del 26J, la abstención del PSOE parecía la única solución posible para poner fin al bloqueo político causado por un parlamento tan fragmentado.

Desde que se conoció el acuerdo alcanzado entre el PP y Ciudadanos, toda la presión para formar Gobierno recayó sobre Pedro Sánchez y el PSOE. Sin embargo, los números permitían a Rajoy salir investido presidente del Gobierno con otros pactos, cada cual más irreverente.

Los nacionalistas, alternativa poco probable

La otra principal vía sobre la que trabajaba el equipo de Mariano Rajoy era convencer al PNV de que vote a favor. Aunque a día de hoy pueda parecer extraño que populares y nacionalistas alcancen un acuerdo, la formación vasca ya apoyó la investidura de Jose María Aznar en 1996, entonces con Xabier Arzalluz en la dirección del partido. En este caso los votos favorables del PNV, sumados a los propios del PP, Ciudadanos y PP, darían un total de 175 'síes'. Cerca pero insuficiente para que Rajoy fuera elegido Presidente. Al PP tan sólo le faltaría un voto para llegar a los ansiados 176. No obstante, el PNV ya dejó claro que sólo votaría 'no', tanto en primera votación como en segunda.

Es aquí donde entraban en juego los nacionalistas catalanes de CDC, que obtuvieron 8 escaños en las elecciones del 26J. Convergencia Democrática de Cataluña, sin embargo, no se mostró predispuesto a apoyar al PP, ni siquiera a abstenerse. El sector más nacionalista no veía con buenos ojos la figura de Rajoy, al que siempre han visto como el principal adversario político por frenar sus aspiraciones independentistas.

Estas dos vías nacionalistas se complicaban aún más por la intervención de Ciudadanos. La formación naranja ya advirtió al PP de que no aceptaría que PNV y CDC facilitaran la investidura de Rajoy "a cambio de algo", presumiblemente aspiraciones independentistas. De esta forma, el puzzle se iba haciendo cada vez más grande para Rajoy y su partido, que ve cómo por cada paso adelante que daba, retrocedía otros dos.

Los votos negativos seguros

Huérfano de más apoyos, el PP tendría que hacer frente además a sus más fervientes opositores, encabezados por Unidos Podemos. La coalición liderada por Iglesias y Garzón ha sido desde siempre una ferviente partidaria del 'no' a Rajoy. En este bando contrario a la investidura también se sitúan los partidos más críticos con el PP: ERC y Bildu. Sus 9 y 2 diputados respectivamente, también han dado y darán su 'no' a Rajoy.