Pedro Sánchez ha hincado finalmente la rodilla después de no resistir más las presiones de los dirigentes territoriales que durante los últimos meses han maniobrado para destronarle y a los que intentó desafiar hasta el final para mantener en pie su proyecto.

Dos años y dos meses después de que fuera proclamado por sorpresa el relevo de Alfredo Pérez Rubalcaba, Sánchez se ve obligado a abandonar el cargo con un partido hecho trizas y sin visos de que se puedan restañar las heridas en el próximo congreso.

Quien estuvo cerca el pasado mes de marzo de ser el primer presidente del Gobierno que no ganaba unas elecciones, ha pasado en apenas algo más de medio año a ser destronado. Su andadura ha estado plagada de obstáculos, en buena medida dentro de su partido.

Sánchez, licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, es padre de dos niñas con su mujer, Begoña Gómez: Ainhoa, de 10 años y Carlota, de 8. El líder del PSOE contrajo matrimonio con su esposa en 2006 en una ceremonia oficiada por la exministra Trinidad Jiménez, a la que considera su madrina política.

La pareja vive en Pozuelo de Alarcón (Madrid), lleva a sus hijas a un colegio público y tiene un coche Peugeot 407 familiar, que el mismo Sánchez conduce para desplazarse a sus distintos compromisos.

Una de las grandes pasiones es el baloncesto. Comenzó en el Instituto Maeztu de Madrid y llegó a jugar en el Estudiantes hasta los 21 años, cuando decidió colgar las botas para centrarse en sus estudios.

El año 2014, la trayectoria del diputado Sánchez marcó un punto de inflexión. Cuando en mayo de 2014 Alfredo Pérez Rubalcaba decidió abandonar la Secretaría General del PSOE, muchos fueron los que pidieron nuevas caras que lideraran un partido en horas bajas. Fue entonces cuando Pedro Sánchez, por aquel entonces diputado por Madrid, decidió presentarse a las primarias socialistas con un objetivo claro: romper con el pasado del partido y recuperar la ilusión de los votantes.

Sánchez junto a Rubalcaba, Zapatero y Felipe González tras ser elegido secretario general del PSOE. EFE

Finalmente Sánchez logró imponerse a sus dos oponentes, Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias. En pocas semanas, un militante desconocido para la gran mayoría de votantes lograba hacerse con la Secretaría General y, entonces, llegaron las inevitables comparaciones con José Luis Rodríguez Zapatero.

Muy pronto, en febrero de 2015, vivió una primera crisis en el partido al destituir a Tomás Gómez como secretario general del PSOE en Madrid, sustituyéndole por una gestora.

A finales de junio de 2015, el Comité Federal del PSOE proclamó a Sánchez como candidato a las elecciones generales del pasado 20D, otro hito en su trayectoria. Ese mismo día nombró a César Luena como su número dos.

En las elecciones generales de 2015, el PSOE repitió como segunda fuerza política con 90 diputados, aunque sacó el peor resultado de su historia en porcentaje de votos.

Tras varias semanas de negociaciones y de rondas de consultas con Felipe VI, el Rey le propuso como candidato a ser investido presidente del Gobierno el 2 de febrero de 2016.

A finales de ese mismo mes, Sánchez firmó un pacto con el líder de Ciudadanos Albert Rivera de cara a su investidura, pero finalmente no obtuvo los apoyos necesarios para ser investido el 4 de marzo y se convirtió en el primer presidente fallido de la historia de la democracia con 131 votos a favor (PSOE, Ciudadanos y Coalición Canaria) y 219 votos en contra (el resto de diputados).

Sánchez y Rivera durante la firma de su pacto de cara a la investidura. EFE

Sánchez volvió a ser el candidato del PSOE el 26J, en los segundos comicios en menos de seis meses. El resultado, 85 diputados, empeoró el del 20D, pero el partido se consoló al evitar el 'sorpasso' de Podemos que algunas encuestas habían pronosticado.

Desde entonces, el líder del PSOE ha rechazado cualquier tipo de negociación para apoyar o abstenerse ante un gobierno de Mariano Rajoy y del PP y, en las últimas semanas, ha recuperado la idea de un gobierno de "cambio". Pero la dificultad de articular una mayoría clara parece abocar ya a España a unas terceras elecciones a falta de un mes para que expire el plazo.

Mientras tanto, la contestación interna ha crecido en el seno del PSOE por el bloqueo institucional y los malos resultados electorales en Galicia y el País Vasco. Sin embargo, Sánchez parece dispuesto a aferrarse al cargo con su última maniobra: proponer la celebración de Congreso Federal y llamar a las bases a unas primarias con la intención de desactivar a los críticos, cada vez más activos. Ahora, los órganos del PSOE decidirán si Sánchez dispone de una última oportunidad o si sus agitadas horas al frente de la formación están cerca de acabar.