El Rey de España pidió este lunes responder con generosidad a los grandes desplazamientos de refugiados y migrantes, a los que hay que prestar apoyo "para que puedan llevar una vida digna" y quienes, a su vez, han de respetar "los valores que deben ser observados en los países de acogida".

En su tercera visita anual a Nueva York como Rey, acompañado por la Reina Letizia, Felipe VI abrió su participación en las sesiones de trabajo de la ONU con una intervención en la reunión de alto nivel convocada por el secretario general, Ban Ki-moon, para abordar la crisis de los refugiados y la situación de los migrantes, en la que participan casi un centenar de jefes de Estado y de Gobierno.

Ante más de una veintena de mandatarios de distintos continentes, el Monarca recordó que a las puertas de Europa llaman muchas de las 65 millones de personas refugiadas y desplazadas internas que "huyen de los conflictos, del terrorismo o de la persecución", sobre las que afirmó: "Nuestra responsabilidad es acogerlas, en la medida de nuestras capacidades, para que puedan llevar una vida digna".

"Quienes han sido expulsados de su hogar por la fuerza tienen que saber que cuentan con nuestro apoyo para atender sus necesidades" y poder ejercer su derecho al regreso, "a volver a su tierra", recalcó don Felipe, antes de precisar que ese retorno "pasa necesariamente por el fin de los conflictos, la derrota del terrorismo y el establecimiento de sociedades inclusivas y democráticas donde se respeten los derechos fundamentales, la vida y la libertad".

España seguirá trabajando para que así sea y para que tengan éxito los dos pactos sobre migrantes y refugiados que inician su recorrido en la actual reunión de alto nivel, cuyos resultados, según el Rey, marcarán "un punto de inflexión" en un asunto de "trascendencia vital" y con unas "dimensiones morales y políticas" que exigen "especial determinación, generosidad y perseverancia".