El presidente del Gobierno en funciones y del PP, Mariano Rajoy, anunció el pasado sábado hasta cinco medidas para la "próxima legislatura" entre las que se encuentra la de promover un acuerdo político para que la jornada laboral en España, "con carácter general", concluya a las 18.00 horas.

De igual modo, Rajoy propuso el cambio de huso horario para que España tenga el del meridiano de Greenwich como Portugal y Reino Unido, lo que le apartaría de la hora de la mayor parte de Europa.

El debate sobre el cambio horario despierta opiniones contrarias, pero se ha intensificado en los últimos años. La idea de desgajarse de la hora de la mayoría del continente se ha mezclado con las razones que se exponen para justificar reducir el tiempo del parón de la jornada laboral partida. Ambas ideas han sido asumidas por el PSOE y Ciudadanos en su pacto de legislatura.

El huso horario también se asocia al cambio de horario del último fin de semana de marzo, al que se opone la denominada Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE). A juicio de esta organización, la medida es perjudicial, por lo que defiende continuar con el horario de invierno, el que corresponde a España por el meridiano de Greenwich.

El horario de España comenzó a aplicarse desde 1942, cuando se adaptó al de Alemania (Hora Europea Central) por la alineación con el régimen nazi. Después, nunca se recuperó el horario en correspondencia con la hora solar.

Por otra parte, la situación de pluriempleo que se originó después de la guerra civil española provocó el horario de 'nueve a dos', con la pausa de ir a desayunar a media mañana (media hora), y con un descanso (a menudo de dos horas) al mediodía para después continuar trabajando por la tarde. Esta situación se traduce en la pérdida de una hora y media diaria en el ámbito laboral, que se resta automáticamente de la vida privada, según ARHOE.

Por todo ello, la asociación considera que España tiene que adoptar la hora oficial del Reino Unido, Portugal, Marruecos y Canarias (Hora Europea Occidental), que es la que le corresponde geográficamente, y abandonar la Hora Europea Central, que corresponde a países más al este.

Para conseguirlo, a su juicio, el primer paso es obviar la adopción de la hora de verano del último fin de semana de marzo. El cambio quedaría definitivamente completo cuando el siguiente otoño se retrasase los relojes para regresar, junto con Inglaterra y Portugal, a la hora de invierno.

Con el restablecimiento de la Hora Europea Occidental, se volvería a un horario más europeo, en el que los ciudadanos se seguirían levantando a la misma hora de 'reloj', pero en realidad una hora (solar) más tarde; se comería y cenaría en un horario más internacional, a la una y a las ocho de la tarde, según la teoría de esta organización; se fomentaría la jornada continuada de nueve a seis, con una parada de una hora para comer a mitad de la jornada laboral; y "se dormiría una hora más", lo cual es beneficioso para la salud y provocaría una disminución de la siniestralidad laboral.

Asimismo, la "mejor alineación del horario laboral con los colegios" mejoraría el rendimiento escolar; y una mejor alineación con horarios laborales de otros países, entre otros avances.