El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, se ve abocado a ejercer de eventual 'líder de la oposición' en el debate de investidura de Pedro Sánchez, y deberá rebatir a un candidato al que acusará de engañar a los españoles con un "simulacro" que no le llevará a La Moncloa.

Rajoy declinó el ofrecimiento del Rey de ser el primer candidato a la investidura porque, como explicó en su momento, no contaba con los apoyos para ser investido y tenía "una mayoría absoluta" en su contra.

Por eso, el turno de Sánchez es para él un "fraude", pues el líder del PSOE sólo ha conseguido pactar con Ciudadanos y no tendrá los votos suficientes para salir del Palacio de la Carrera de San Jerónimo como nuevo presidente del Gobierno.

Pero no solo tiene Rajoy que enfrentarse a Sánchez. El debate de investidura es su momento para apuntalar su liderazgo en el partido, acallar las voces de quienes dentro del PP -como él mismo ha admitido- puedan no quererle de nuevo como candidato y recuperar la iniciativa y el protagonismo en este proceso.

El jefe del Ejecutivo en funciones tiene por eso, ante sí, tres tareas en el debate que comienza el martes.

La primera, la de echar por tierra el pacto PSOE-C's. Un acuerdo que para Rajoy no sólo se ha cocinado a sus espaldas, sino que además va en contra de todo lo que ha hecho su Gobierno, medidas que, como no paran de repetir los miembros de su partido, han sacado al país de la recesión.

Además, e independientemente del contenido de este pacto, Rajoy ya ha advertido de que el PP no piensa suscribir este "contrato de adhesión".

En segundo lugar, Rajoy acusará a Sánchez de haber hecho perder el tiempo a los españoles por empeñarse en unas negociaciones que no han llegado a buen puerto y le advertirá de que la única forma que tiene de ser presidente es con el apoyo de Podemos y el beneplácito -aunque sea con la abstención- de los independentistas catalanes.

Y finalmente, la tercera tarea del presidente del Gobierno será la de volver a poner sobre la mesa su ofrecimiento a Pedro Sánchez y Albert Rivera, el de una gran coalición al estilo de la de otros muchos países europeos. Una coalición en la que siempre, insistirá, preside el Gobierno el partido que ha ganado los comicios.

No es de extrañar que haya también en el discurso de Rajoy duros reproches para el líder de Ciudadanos por haberse aliado con Sánchez, a pesar de que Albert Rivera ha dicho en numerosas ocasiones que no apoyaría al partido que no ha ganado las elecciones o que no entraría en un gobierno que no liderase él.

Pero el presidente del Gobierno sabe que su misión en el debate de la semana que viene no será sólo la de rebatir a Pedro Sánchez y sus intentos de ocupar su puesto o recriminar a Albert Rivera.

Rajoy es consciente de que tiene al resto del hemiciclo en su contra y debe prepararse para los ataques que pueden venirle no solo por su gestión sino también por la situación interna de su partido tras escándalos de corrupción como los de Valencia y Madrid.

Un asunto espinoso con el que el líder del PP va a tener que lidiar aunque no sea en esta ocasión el candidato a la investidura.

A Mariano Rajoy le toca intervenir el miércoles a las nueve de la mañana, iniciando así la ronda de respuestas de los partidos a Pedro Sánchez.

Una hora que no ha gustado nada en su partido, que como otras fuerzas políticas ha criticado duramente al presidente del Congreso, Patxi López, por considerar que ha ordenado el debate en beneficio de Sánchez.

Será pues la mañana del miércoles cuando Rajoy y Sánchez se midan por primera vez en esta legislatura en el pleno del Congreso.

Estos días, el jefe del Ejecutivo se concentra en preparar su intervención en este debate que, según él mismo ha augurado, será duro.

Por eso este fin de semana no ha participado en ningún acto del partido como lo viene haciendo sin descanso en los últimos tiempos, recorriendo la geografía española en lo que ya parece ser su precampaña electoral.

El propio Rajoy admitía en una conversación privada con líderes europeos en Bruselas que el escenario más probable, en su opinión, son nuevas elecciones.

Queda por saber si el líder de los 'populares' recibe de nuevo el ofrecimiento del Rey para concurrir a la investidura, y si en ese caso lo acepta o vuelve a declinar si sigue sin contar con los apoyos suficientes.

Y es que, en este momento, parece imposible que Rajoy vaya a conseguir de aquí a principios de mayo -cuando acaba el plazo legal antes de convocar nuevas elecciones- que esa gran coalición que tanto quiere se convierta en una realidad