Los cadáveres de los tres militares que el pasado jueves sufrieron un accidente de helicóptero en el Atlántico cuando regresaban de una misión en Senegal fueron hallados este jueves en la cabina del aparato.

El sargento Jhonander Ojeda Alemán fue el único superviviente del accidente ocurrido el 19 de marzo del pasado año y que le costó la vida a cuatro militares. Se da la circunstancia de que viajaban a bordo también de un Super Puma del 802 Escuadrón del SAR, que se estrelló contra el mar a 34 millas de Gran Canaria cuando realizaba un entrenamiento nocturno con un buque de la Armada. Esta vez corrió peor fortuna. Soltero y con pareja, su fallecimiento sume en el dolor a familiares y amigos. Jhonander Ojeda tenía una experiencia de más de 300 horas de vuelo, era natural de Telde y, en concreto, vecino de La Garita, donde vive gran parte de su familia. Estudió en el Instituto de Educación Secundaria Profesor Antonio Cabrera Pérez, en el barrio de Las Remudas. Era aficionado al motociclismo.

El capitán José Morales Rodríguez era un piloto de elevada experiencia, con más de 2.000 horas de vuelo a sus espaldas y curtido en diversas misiones en Afganistán. Sus compañeros y allegados destacan su profesionalidad en el servicio. Natural de Barcelona, casado y con una niña de corta edad, una de sus pasiones era el deporte. Un atleta que amaba sobre todo las actividades en las que pudiera poner a prueba su resistencia. Hace cuatro años participó en una de las competiciones más severas del mundo: El Marathon des Sables, conocida popularmente como la Maratón del desierto, una exigente carrera por etapas que se organiza en Marruecos y en la que los participantes se enfrentan a temperaturas extremas que rondan los 50 grados, 250 kilómetros de recorrido y vientos fuertes.

El joven teniente Saúl López Quesada era un piloto con más de 500 horas de vuelo. Pocos datos han trascendido sobre él. Nacido en Madrid y soltero, este militar formaba parte del 802 Escuadrón del Servicio de Búsqueda y Salvamento (SAR) del Ejército del Aire. Hace una semana su rastro se perdió en el Atlántico, junto con el de sus dos compañeros de tripulación. Regresaban de una misión en Senegal y habían hecho escala en Mauritania. A Saúl López le encantaba viajar. En su cuenta personal de Facebook, mostró imágenes del inolvidable viaje que realizó a Estados Unidos. Expuso instantáneas del Gran Cañón del Colorado y de Nueva York. De hecho, en la fotografía de la izquierda se le ve en uno de los puntos más altos de la ciudad de los rascacielos, allí subió al Rockefeller Center, desde donde disfrutó de las vistas y del famoso Empire State.