Una amiga de la infancia de Rosario Porto ha asegurado que la relación entre la acusada y su hija era buena y que "la niña tenía adoración por su madre". El entusiasmo, añadió, era mutuo porque Rosario "siempre estuvo orgullosa de la niña".

Ese fue uno de los primeros testimonios de esta jornada, la décima del juicio por el crimen de la muerte de Asunta Basterra, cuyos padres se sientan en el banquillo como acusados.

Si en la pasada sesión José Luis Gutiérrez Aranguren, el abogado de Rosario Porto, intentó enfatizar la condición humana de su representada frente, señaló, "al monstruo que se estuvo pintando durante dos años", hoy probablemente seguirá en la misma línea con los cinco testimonios que acudirán convocados por esta defensa, y que se iniciaron en torno a las diez de la mañana.

A ellos se sumarán los llamados específicamente por la defensa de su exmarido, Alfonso Basterra, que sumarán otras cuatro personas. En cuatro de los casos, las declaraciones serán por videoconferencia. Entre ellas, está previsto la de su hermano y la de su hermana.

En la última jornada de testificales, previo paso a las cinco que faltan previstas para que los expertos muestren y expliquen sus informes periciales, faltará, sin embargo, un testigo: el hombre con el que Rosario Porto tenía una relación. Las defensas de ambos acusados renunciaron a él, aunque en el caso de la de Alfonso Basterra, solo lo hizo hace unos días. Para José Luis Gutiérrez Aranguren, el letrado de la madre de Asunta, ese testimonio solo serviría para "dar pie a un morbo" que considera "absolutamente innecesario" en el juicio.