Tras las declaraciones la pasada semana de Rosario Porto y Alfonso Basterra, el juicio por la muerte de la pequeña Asunta se ha retomado hoy con la declaración de una docena de testigos. Una de ellos ha sido una joven que ha ratificado que vio a la niña y su padre entre las 17 y las 19.30 horas mientras que Alfonso Basterra declaró el pasado viernes que no había salido de su casa la tarde en la que desapareció la menor.

El primero en ponerse ante el juez fue Manuel Crespo, un vecino de una casa próxima a donde apareció el cuerpo y su esposa. Éste aseguró que las tres veces que pasaron él y su mujer no vieron el cadáver de la niña en la pista forestal de Teo entre las once y cuarto y doce y cuarto, aproximadamente. Asunta, ya muerta, sería encontrada al filo de la 1.15 de la madrugada del 22 de septiembre. "Si hubiese estado allí, juro por mi madre que la habríamos visto", exclamó tajantemente Crespo, quien respondió a las preguntas del fiscal y del abogado de Rosario Porto.

"Para mí que la niña no estaba", ha sentenciado el testigo, quien ha contado que las huellas de su mujer fueron localizadas por los investigadores "a 60 centímetros de la niña", dado que paseaban por el margen en el que apareció el cadáver, sobre un talud sin vegetación por delante. Aunque ha reconocido que "no es Dios" y podría "equivocarse" en este extremo, el hombre ha defendido que es "muy difícil" no verla en esa zona. "Si estuviera ahí, juro por mi madre que la habríamos visto", ha resumido.

A mayores, ha explicado que el lunes posterior al hallazgo, cuando realizó con la Guardia Civil una reconstrucción de su paseo, vio el señuelo --una prenda oscura-- que se había ubicado donde se encontró el cadáver para comprobar si tendría que haberla visto. "Yo vi una prenda oscura, pero estaba colocada más allá de donde apareció la niña", ha sentenciado.

Su mujer tampoco vio nada

Además, su esposa explicó que tenían problemas con una finca a la que iban a echar una ojeada y estaban pendientes. También resaltaron que el talud estaba "despejado" y por tanto el cuerpo no estaría oculto, y ella puntualizó que caminaban por el lado donde se hallaría el cadáver para evitar "baches".

Durante esa noche, los propietarios de la casa vieron pasar por la pista un vehículo blanco, que circuló y retrocedió hasta en tres ocasiones --de los hombres que encontraron el cuerpo de la menor--. Asimismo, también advirtieron un vehículo rojo estacionado en las inmediaciones de la pista forestal, con un hombre en su interior que hablaba por teléfono, pero no recuerdan haber visto pasar otro turismo en la zona durante esa noche.

El mismo día de los hechos, la Guardia Civil preguntó a la mujer si había visto en el lugar un Mercedes verde --el de Rosario Porto--, aunque ella afirmó que no.

El vecino del chalé de Montouto que vio a Porto con su coche ante su finca, que indicó que no tenía llaves del chalé y solo del portalón de acceso, asegura que vio a la acusada "aogbiada porque tenía a su hija "sola.

"Me extrañó que Basterra pensase que podía aparecer muerta"

Los siguientes en declarar fueron los dos policías que atendieron la denuncia de la desaparición de Asunta en la tarde del sábado 21 de septiembre de 2013. El primero destacó que le llamó la atención la actitud de Alfonso Basterra, quien comentó que "temía que la niña apareciese muerta" y que esperaba que "no fuese agredida sexualmente". Estas palabras sorprendieron al agente puesto que la menor llevaba muy pocas horas en paradero desconocido, explicó.

Según ha apuntado el testigo, los padres de Asunta acudieron a la Comisaría de Santiago sobre las 22.15 horas para denunciar la desaparición de la niña e informaron de que ésta se había quedado sobre las 19.00 horas en casa y que al regreso de su madre, a las 21.30 horas, "no se encontraba allí", la alarma estaba puesta y la puerta cerrada con llave.

Aunque posteriormente Porto dijo que había ido con su hija a Teo y que la había dejado en una calle próxima a la vivienda, en ese momento la madre aseguró a los agentes que la niña se había quedado estudiando en casa e incluso mostró a los agentes los libros escolares de Asunta "colocados en forma de abanico" para evidenciar que era así como habitualmente estudiaba.

Los padres transmitieron a los agentes en todo momento que la desaparición "había sido forzada", dado que "la niña era muy responsable y nunca había faltado de casa" y, justo antes de terminar la denuncia, Basterra recordó a Porto que hablase del "incidente" registrado en el mes de julio, cuando un extraño "entró en su domicilio" y agredió a la niña.

El segundo policia declaró que los padres de Asunta estaban "nerviosos" y que Rosario Porto se mostró "llorosa".