Este lunes se cumplen los primeros cien días de los nuevos gobiernos municipales surgidos de las elecciones del 24 de mayo. Cien días marcados por gestos y medidas más o menos grandilocuentes y polémicas con las que los alcaldes han querido dejar clara la impronta que pretenden dar a sus mandatos.

El foco se ha puesto en los ayuntamientos liderados por Podemos o las candidaturas populares apoyadas por este partido, especialmente en los dos principales.

Manuela Carmena, con Ahora Madrid, y Ada Colau, con Barcelona en Común, se han convertido en las grandes damas de la política local, en la que les acompañan nombres como José María González, "Kichi" (Cádiz), Pedro Santisteve (Zaragoza), Xulio Ferreiro (A Coruña), Martiño Noriega (Santiago), Joseba Asiron (Pamplona) o Dolors Sabater (Badalona).

Sus decisiones han abierto informativos, han sido alabadas por sus partidarios, que ven firmeza y valentía, y denostadas por los adversarios, que hablan de meros guiños al electorado en espera de la generales, tras las que ejecutarían sus verdaderos planes.

En un encuentro promovido por Ada Colau en Barcelona, los ocho alcaldes ligados a Podemos unieron recientemente fuerzas por el "bien común" y dieron un golpe de efecto al dar la bienvenida a los refugiados que buscan asilo en Europa huyendo de la guerra.

Y es que han centrado gran parte de la gestión en lo social, con medidas como la paralización de los desahucios o contra la pobreza, además de la creación de nuevos mecanismos de participación ciudadana.

Claro ejemplo de ello es Madrid. Manuela Carmena ha convertido la capital en una ciudad libre de desahucios y ha puesto en marcha un sistema por el que los madrileños pueden presentar iniciativas que, si obtienen el 2 % del apoyo del censo, se someten a votación vinculante.

En Barcelona, Ada Colau, muy criticada por la moratoria en la concesión de licencias de apertura de establecimientos hoteleros y su gestión del "top manta", ha evitado desahucios y ha anunciado su intención de ampliar en 96 millones de euros el presupuesto municipal que destinará a políticas sociales.

A ambas les han arreciado las críticas por nombramientos como el del Guillermo Zapata -autor de tuits ofensivos sobre ETA y el holocausto- como concejal de Cultura en Madrid o el fichaje de la artista postporno y activista Águeda Bañón como directora del departamento de comunicación del Ayuntamiento de Barcelona.

Zaragoza en Común ha sido censurada por la paralización de la cesión al Real Zaragoza del estadio de La Romareda, aprobada por mayoría en el anterior mandato, y la Marea Atlántica de A Coruña por no haber recepcionado una obra de unos setenta millones de euros que el Gobierno del PP dejó sin licencia.

Los alcaldes de confluencia también han introducido cambios protocolarios. El de Cádiz se negó a visitar el buque escuela de la Armada Chilena por su pasado como centro de detención y tortura del régimen de Pinochet, mientras que Joseba Asiron (EH Bildu) comenzó su mandato en Pamplona izando la ikurriña en la casa consistorial en el cohete de sanfermines.

De banderas se ha hablado y mucho en Cartagena, donde Movimiento Ciudadano colocó en el ayuntamiento la bandera cantonal en homenaje a la sublevación del año 1873 y ha pedido la apertura del proceso para que la ciudad y su comarca sean provincia.

En A Coruña se ha prohibido la utilización del logotipo municipal en la Carrera de la Mujer, al considerar que potencia estereotipos como el uso de vestimenta rosa o el reparto de revistas del corazón y bolsas de maquillaje entre las participantes.

La eterna polémica 'toros sí, toros no' también ha estado presente. En Sevilla, el socialista Juan Espadas -apoyado en su investidura por Podemos e IU-, se enfrenta a la posibilidad de suspender los premios de Tauromaquia.

Sin embargo, en San Sebastián, donde también gobiernan el PSOE, junto al PNV, se ha recuperado la feria taurina de Semana Grande, que EH Bildu impidió en los dos últimos años.

Al margen de los ayuntamientos ligados a Podemos, especialmente comentada ha sido la petición de la apertura al público de los jardines del Palacio de Marivent, la residencia estival de la Familia Real en la capital balear, donde los dos primeros años gobernará el PSOE y los dos siguientes MÉS per Palma.

En Valencia, Joan Ribó, de Compromís, que comenzó la legislatura derogando el plan urbanístico del Cabanyal, emblema del PP y de Rita Barberá, ha hecho realidad su compromiso de abrir el consistorio a los ciudadanos, y lo ha hecho de forma literal porque ahora se puede visitar libremente el balcón, que solo adquiría protagonismo durante las Fallas, y por el que ya han pasado cerca de 55.500 personas.

Pero, sin lugar a dudas, los grandes protagonistas de estos cien primeros días de legislatura han sido los alcaldes de Podemos, sus gestos y sus polémicas medidas.