El bipartidismo sufrió un duro golpe en las elecciones municipales que ahora se ha traducido en un reparto muy distinto de la tarta local, de la que PP y PSOE siguen teniendo el mayor pedazo aunque ahora dependen, y mucho, de los apoyos de terceros, como Ciudadanos y Podemos.

El PP se sitúa por encima del PSOE en número de alcaldías -tiene unas 3.000, medio millar más, según fuentes populares- pero ha perdido numerosas ciudades en favor de los socialistas, que se han aliado con otros partidos para evitar alcaldías populares allí donde éstos no tenían mayoría absoluta.

Eso sí, el bipartidismo ha visto cómo los nuevos partidos, y sobre todo las candidaturas en las que está integrado Podemos, se llevaban alcaldías importantes como Madrid, MadridBarcelona -que pierden los populares- y Zaragoza -que deja de tener el PSOE-, sin olvidar Barcelona, que en este último caso estaba en manos de CiU.

Haciendo recuento de las capitales de provincia, aunque el PP tenga más que el PSOE, los populares han perdido mucho poder al no conseguir mayorías absolutas mientras los socialistas lo han recuperado gracias a los pactos.

Los populares han pasado de gobernar en 34 capitales a hacerlo en 19 -con la pérdida, entre otras, de Madrid y Valencia-, mientras que los socialistas, que tenían solo nueve regidores cuentan ahora con diecisiete y conquistan plazas tan importantes como Sevilla, Alicante Las Palmas de Gran Canaria, Palma y Oviedo -en este último caso en un acuerdo de última hora con la marca de Podemos y con IU-.

Eso sin contar las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, que serán para los populares, la primera de ellas con mayoría absoluta.

Lo que está claro es que el mapa municipal ya no es mayoritariamente azul, como ocurrió hace cuatro años cuando el PP obtuvo su mayor poder en los ayuntamientos, ni tampoco rojo. Ahora hay que sumar otros colores y en plazas muy significativas.

En esta jornada de constitución de los ayuntamientos, el PP ha insistido en atacar duramente al PSOE y acusarlo de aliarse con "radicales" y "extremistas" con tal de arrebatar a los populares ayuntamientos en los que habían ganado aunque sin mayoría absoluta.

Una crítica que hoy ha llevado al 'número tres' del PP, Carlos Floriano, a decir que el PSOE "ha dejado de ser alternativa de gobierno" para convertirse en un partido que solo "aspira a liderar la izquierda".

Mientras, el vicesecretario de Política Autonómica y Local, Javier Arenas, ha augurado "radicalidad", "extremismo" y "mucha incoherencia" en los ayuntamientos de izquierda formados por varias opciones y ha acusado al PSOE de haber demostrado una "obsesión terrible" por que los populares no gobernaran en los consistorios.

Floriano y Arenas se manifestaban así en términos parecidos al duro comunicado que ayer hizo público el PP en el que denunciaba el comportamiento "sectario y excluyente" del PSOE en las negociaciones municipales, por haberse "lanzado a una carrera desenfrenada de acuerdos con partidos radicales y extremistas sin más objetivo que impedir" que gobiernen los candidatos populares.

Unos ataques a los que el PSOE ha respondido hoy a través de su secretario de Organización, César Luena, que ha pedido al PP que rectifique y le ha acusado de estar "en un estado de nerviosismo y 'shock'" y en "una espiral de desesperación" al no haber asumido aún el mensaje de los ciudadanos en las urnas el pasado 24 de mayo.

"Hoy, en España, es un día de construcción", ha dicho Luena, para quien los populares son "los únicos" que están en una "espiral de destrucción", además de que son ellos, ha dicho, los que tienen una obsesión: "el poder".