Los obispos han denunciado hoy los casos de corrupción en la esfera pública que suponen una "grave deformación del sistema político" y cuyo origen sitúan en la "codicia financiera" y la "avaricia personal" y han pedido que estos comportamientos sean atajados "lo antes posible".

Así lo han expresado en el documento "Iglesia, servidora de los pobres", aprobado en la última Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE) en la que los obispos expresan su preocupación por las consecuencias de la grave crisis económica, social y moral que vive el país.

Juan José Omella, obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, ha sido el encargado de elaborar este documento, que señala la corrupción como "rasgo de la sociedad actual" y destaca que ésta supone una "grave afrenta" a la sociedad y que es una conducta éticamente reprobable y "un grave pecado".

"Es una grave deformación del sistema político", ha asegurado Omella, quien ha urgido a "poner la transparencia y la honradez dentro del servidor de la sociedad y del servidor de la iglesia".

Los obispos -que aseguran que éste no es un documento político- piden recuperar la dimensión ética de la economía para que ésta sea más inclusiva y advierten de que la actividad económica no puede resolver todos los problemas sociales.