En la casa de la localidad valenciana de Riola de los familiares de Cristina Rubio se recuperaban ayer de la dramática experiencia que les ha tocado vivir. Unidos como una piña, con el susto todavía metido en el cuerpo, los abrazos y las emociones afloraban entre padres y hermanos a modo de consuelo tras conocer que su hija y su yerno se encuentran sanos y salvos pese a haberse visto inmersos en el atentado terrorista perpetrado por el yihadismo en el museo del Bardo de Túnez.

Las tres horas que pasaron desde que se enteraron de que la pareja de recién casados estaba desaparecida hasta que Cristina telefoneó a su padre para decirle que se encontraban bien fueron probablemente las peores de su vida porque llegaron a temer lo peor. "¡Ha sido fatal!", exclama con un nudo en la garganta David Rubio, padre de la chica.

"Anoche, cenando, vimos lo del atentado, pero como dijeron que era un matrimonio de Barcelona pensábamos que no eran ellos. Sin embargo, esta mañana a través de un conocido hemos sabido que no habían vuelto al barco y entonces ya nos hemos asustado", explica David junto a su esposa Nieves, la hermana y la abuela de Cristina, todos visiblemente afectados. Fue entonces cuando intentaron contactar con ellos de forma infructuosa a través del móvil "pero no daba señal porque no tenían cobertura".

La angustia fue apoderándose de la familia hasta que pasadas las 10 de la mañana Cristina les llamó para hacerles saber que estaban en buenas condiciones. "¿Dónde estás, dónde estás?, le preguntábamos. Ella estaba muy nerviosa, le temblaba la voz y a él también", afirma el padre, quien indica que la embajada ha puesto a su disposición un psicólogo para ayudarles a pasar este mal trago.

Salvados por el instinto

David no puede reprimir las lágrimas cuando recuerda el relato de los hechos que le hizo su hija por teléfono. "Comenzaron a oír tiros, bombas, granadas y a ver caer a personas muertas. Aquello fue una escampada, un sálvese quien pueda. Cada uno se metía donde podía. Por instinto, se escondieron en el cuarto de la limpieza. No querían salir porque oían hablar en árabe y no sabían si eran los policías o los terroristas. No se atrevían porque decían o entrarán y nos matarán si nos movemos y nos cogen o nos secuestran o nos hacen algo".

Tras 24 largas horas en el escondrijo, fueron encontrados en un registro policial. La atención recibida por parte de las autoridades tunecinas ha sido excelente, afirman. Juan Carlos pidió en inglés a los agentes que le dieran agua con azúcar a su esposa para que pudiera hidratarse y enseguida se lo dieron. Después, la mujer embarazada de cuatro meses fue examinada en un hospital donde, afortunadamente, comprobaron que ella y el bebé que espera se encuentran en perfectas condiciones más allá de los nervios provocados por esta situación.

Ayer, la pareja de enfermeros, exhaustos y abrumados, se refugiaron en casa del embajador de España en Túnez, donde les tuvieron que proporcionar ropa porque el barco en el que llegaron hasta este país ya había zarpado en dirección Barcelona.

Mientras atendía a Levante-EMV, David Rubio recibió la confirmación por Whatsapp de su yerno de que llegarán hoy a Valencia. "Estamos todavía nerviosos", le escribía. Aun así, en el día del padre, el mejor regalo para este progenitor fue saber que su hija y su yerno han escapado de las garras asesinas de la ira yihadista.