Desde que fue asesinado su padre, María y Fátima Ponsoda han vivido dos años de incertidumbre, sin saber en quién podía confiar.

Como empleada del Ayuntamiento, María se ha cruzado casi a diario por los pasillos del Consistorio con el actual regidor, Juan Cano, ahora detenido como presunto implicado en el asesinato de su padre.

Ahora se muestra satisfecha con la detención del mismo, acusado de ser el inductor y cerebro del asesinato de Ponsoda. "Estamos satisfechas porque se va esclareciendo todo y espero que sean las primeras Navidades tranquilas y sin llorar."