La polémica sobre las escuchas del sistema Sitel, que había ido subiendo de tono en las últimas semanas tanto en las sesiones parlamentarias como en los medios de comunicación, terminó por estallar ayer en los pasillos del Congreso, con Alfredo Pérez Rubalcaba y dos diputados del PP como protagonistas.

Al terminar la sesión de control que, ya de por sí, había incluido bronca, el ministro del Interior y los diputados populares Carlos Floriano y Esteban González Pons se enzarzaron en una acalorada discusión, en la que, según los testigos, no faltaron los aspavientos ni las palabras algo gruesas.

De los detalles del incidente, ocurrido en el Salón de Pasos Perdidos, se conoce lo relatado por ambas partes que, como es lógico, difiere de punta a cabo.

Según la versión del PP, Rubalcaba llegó a amenazar a Floriano con la frase: "escucho todo lo que dices y veo todo lo que haces" al tiempo que le llamaba "paranoico" por seguir diciendo que el Gobierno espía a la oposición.

Apenas unos minutos después del rifirrafe, González Pons y Floriano se apresuraron a convocar una rueda de prensa para exigir la dimisión de Rubalcaba.

"No está en condiciones de dirigir a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Ha perdido el norte", dijo Floriano. El diputado extremeño del PP comentó como el presidente del Congreso, José Bono, incluso se vio obligado a llevarse al ministro, como "alguien que retira a un buen amigo cuando ve que está metiendo la pata", diciéndole: "Alfredo, vámonos, Alfredo, vámonos".

A los pocos minutos comparecía el ministro , que negaba la mayor y explicaba que cuando le dijo a Floriano que "escuchaba y veía" todo lo que hace se refería a lo que dice en "las radios y en las teles".

La versión de Bono

José Bono afirmó que la discusión entre el ministro del Interior y el diputado del PP Carlos Floriano estaba dentro de lo "normal" y que no percibió en ella agresividad.

"Quizá en la discusión había más desacuerdo que acuerdo, pero en ningún caso he observado, como alguien decía, que tuve que separarlos o que había violencia. No estaban de acuerdo, eso sí que es cierto", reconoció Bono.

Añadió que las relaciones entre los diputados son cordiales, aunque a veces pueda haber desacuerdos.

La riña vivida ayer en los pasillos del Congreso sólo se comprende después de una de las sesiones de control más ásperas de las últimas semanas, con el caso 'Faisán' y las supuestas escuchas ilegales de Sitel como telón de fondo.