Dice el artículo 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: «En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país. Este derecho no podrá ser invocado contra una acción judicial realmente originada por delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos y principios de las Naciones Unidas».

Un total de 220 personas refugiadas viven en pisos de Cruz Roja en el municipio de Murcia, según datos aportados por esta organización. La mayoría de estas personas proviene, actualmente, de Venezuela, aunque hay oriundos de Cuba, Colombia o Nigeria, y cada vez más gente que llega de zonas en guerra, como Siria.

Que la mayor parte de refugiados sean venezolanos no es algo que ocurra solamente en Murcia. En la vecina provincia de Alicante, los exiliados que huyen de Maduro y piden asilo se multiplicaron por tres en seis meses.

A mediados de abril, Acnur, la Agencia de la ONU para los Refugiados, publicó nuevas guías para que los gobiernos aborden la situación de las personas venezolanas en necesidad de protección internacional y asistencia humanitaria. No todos los venezolanos que migran de su país son refugiados, y el caso es que cada vez son más quienes necesitan protección internacional.

Hace apenas unos días, Nicolás Maduro juró como presidente de Venezuela en un acto repleto de sus simpatizantes, frente a la Asamblea Nacional Constituyente, órgano creado por él mismo.

En toda la Región, la Comunidad acoge a un total de 637 personas refugiadas procedentes de 32 países, entre los que destaca el número de ciudadanos procedentes de Venezuela, Ucrania y Siria, indicaron fuentes de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades del Ejecutivo regional.

La Región cuenta desde el pasado mes de junio con un protocolo específico, pionero a nivel nacional, para su inserción sociolaboral, añadieron las fuentes,

Para estas personas (venezolanas y de otros países), Cruz Roja mantiene el programa de 18 a 24 meses. Durante medio año, según se refleja en los planes de organización, los refugiados residen en pisos de la capital murciana. No están solos: en todo momento cuentan con el apoyo de psicólogos (dado el trago que supone salir de su tierra natal y tener que buscarse la vida en un país extraño) y de abogados, que les orientan en las gestiones a realizar para regularizar su situación. Cruz Roja primero les ofrece un techo y después trata de que consigan la autonomía necesaria con un empleo para pagar el alquiler.

Las organizaciones humanitarias tienen siempre en cuenta que muchas de estar personas han escapado de una guerra, o han llegado a sufrir torturas.

El Estado tiene la competencia exclusiva en materia de asilo y protección internacional, y dispone del Sistema Nacional de Acogida e Integración con una intervención en tres fases: acogida, integración y autonomía. Estas tareas se realizan a través de las ONG que cuentan con una subvención del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.

En la Región trabaja, asimismo, la Plataforma de Ayuda a Refugiados en Murcia, que hace unos días llevaba a cabo un trabajo de sensibilización en IES La Florida, en la localidad de Las Torres de Cotillas. «Siempre buscando la construcción de un futuro juntos», destacan desde el colectivo, al tiempo que valoran que los alumnos del citado instituto «estaban muy bien informados sobre el tema y en todo momento mostraron compromiso y empatía».

La Plataforma hacía un llamamiento en sus redes sociales: «Buscamos traductores (francés, árabe y ucraniano) que puedan de vez en cuando traducir diplomas de las personas refugiadas al español (en general son 4-5 páginas máximo)».