La protección de la huerta será el principal objetivo de la próxima revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) del municipio de Murcia, un documento que deberá sentar las bases de cómo será el desarrollo en los próximo años y el modelo que se quiere seguir. Para ello, los técnicos municipales y los grupos de la oposición en el Ayuntamiento recibieron ayer el estudio previo que ha elaborado el grupo de expertos de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) y en el que se ha analizado la evolución del municipio desde el año 2001, fecha de la que data el actual Plan General.

En este tiempo la superficie de suelo urbano del municipio de Murcia ha crecido un 27 por ciento al pasar de 43 a 55 millones de metros cuadrados, mientras que la urbanización de zonas de huerta experimentó un gran crecimiento entre los años 2002 y 2007, quedando estancada entre el periodo 2011-2017, cuando se registró una importante caída en la actividad acercándose al crecimiento nulo, tanto en superficie construida como en superficie ocupada.

Esas son algunas de las principales conclusiones que se pueden extraer del estudio realizado por la UPCT sobre el PGOU de Murcia, un análisis que pone de manifiesto la necesidad de realizar una actuación integral en la huerta. Esta actuación, según el Ayuntamiento, se realizará por zonas priorizando aquellos espacios de huerta que se encuentren más saturados y teniendo presente que entre los años 2002 y 2017 fueron ocupadas un total de 3.598 parcelas que han dado residencia a unas 9.000 personas. Concretamente, en este periodo fueron ocupadas 224 parcelas de huerta cada año.

A la protección de la huerta también se unirá el incremento de zonas verdes en las pedanías, otro de los objetivos del Consistorio en la revisión del Plan General de Ordenación Urbana del municipio, cuyo estudio inicial ha permitido a los expertos de la Politécnica elaborar el Programa de Vigilancia Ambiental con el que no contaba el PGOU y el Análisis del Planeamiento Municipal.

El alcalde de Murcia, José Ballesta, manifestó ayer momentos antes de la reunión junto al rector de la UPCT, Alejandro Díaz, que «hay que dar respuesta al proceso de transformación de la ciudad y para ello la ordenación urbana es fundamental», de ahí que se hayan guiado por tres criterios: transparencia y participación; independencia y autonomía; y calidad y excelencia profesional.

En el estudio se han analizado 885 millones de metros cuadrados, de los que cerca del seis de cada diez corresponden a uso forestal (38,45 por ciento), agrícola (19,58 por ciento) y zonas verdes (1,83 por ciento). La superficie residencial del municipio representa un 6,97 por ciento del total del suelo del municipio, mientras que el uso terciario es de un 1,44 por ciento y los equipamientos 1,73 por ciento.

En cuanto al suelo para uso industrial el porcentaje de éste es un 1,83 por ciento, mientras que el ocupado por infraestructuras alcanza el 5 por ciento y el viario un 3,82 por ciento. Mientras que la superficie de suelo sin sectorizar o no calificado representa un 18,95 por ciento y los otros usos se quedan en 0,39 por ciento.

Pese a la caída de la presión urbanística en la huerta en los últimos años, después de un periodo de un intenso crecimiento, el Consistorio tiene claro que hay que hacer una actuación integral para protegerla. Asimismo, el desarrollo del suelo urbano en pedanías (casi 1.800.000 metros cuadrados más en suelos urbanos, especialmente en las Costeras Norte y Sur), hace necesario la habilitación de nuevas zonas verdes y equipamientos en estas.

El resultado del trabajo de los técnicos de la UPCT es una fotografía exacta de la realidad tanto urbanística como medioambiental del municipio. El concejal de Urbanismo, Medio Ambiente y Agua, Antonio Navarro Corchón, explicó ayer que este estudio consta de dos partes, por un lado la evaluación de vigilancia ambiental y, por otro, el análisis del desarrollo urbanístico de los últimos 17 años que servirá de base para la modificación del actual PGOU al señalar el volumen de suelo residencial, de infraestructuras, suelo industrial o de usos turísticos, entre otros.

En concreto, el Programa de Vigilancia Ambiental, que se ha basado en ecoauditorías y encuestas, consta de cuatro planes específicos: Plan de Vigilancia de las medidas preventivas y correctoras que se deben cumplir (calidad del aire, contaminación acústica y atmosférica, prevención de riesgos naturales como inundaciones o incendios y regulación de vías pecuarias); el Plan de control del efectivo cumplimiento de costes extraordinarios en suelo urbanizable residencial, con calidades más elevadas; la Encuesta de Percepción; y el Plan de Evaluación de la Incidencia Ambiental que ha tenido los desarrollos urbanísticos de baja densidad, en la ciudad, la huerta y las pedanías.

Otros consistorios lo han copiado

El rector de la UPCT destacó ayer que la colaboración universidad-ayuntamiento «es una muestra de como hacer uso del potencial» de la primera y aseguró que otros consistorios como el de Fuente Álamo o Lorca han seguido los pasos de Murcia. En este caso, el equipo redactor ha estado compuesto por personal investigador de la UPCT y de la Universidad de Murcia, así como personal del Ayuntamiento de Murcia y de apoyo, integrado fundamentalmente por alumnos universitarios de la especialidad.