La Casa Díaz Cassou, el Casino de Murcia, el Monasterio de Los Jerónimos o el Teatro Romea comparten la característica de que todos son edificios declarados BIC (Bien de Interés Cultural), pero también que no pueden ser visitados por cualquier ciudadano de forma gratuita. Esto podría cambiar después de la moción aprobada ayer por unanimidad en el Pleno de marzo del Ayuntamiento de Murcia y que plantea la apertura de los monumentos catalogados como BIC para que éstos sean visitables, cumpliendo así su función social, tal y como recoge la actual Ley de Patrimonio Cultural de la Región de Murcia en su artículo octavo.

La propuesta, presentada por la concejala del Grupo Municipal Socialista Begoña García Retegui y respaldada por todos los ediles del Consistorio durante el Pleno, pretende abrir estos inmuebles que pertenecen al patrimonio a cualquier persona que quiera conocerlos por dentro. Sin embargo, el Gobierno local no tiene competencias en esta material, por lo que se limitará a trasladar esta petición a la Dirección General de Bienes Culturales que es la competente, para que este organismo aplique su propia ley.

Durante su exposición, García Retegui recordó que la propia Ley establece que se debe permitir la visita pública al menos cuatro días al mes, con un horario y unas jornadas previamente señalados, de los monumentos declarados BIC, «una norma que no se está cumpliendo», señaló. La concejala del PSOE hizo un repaso por los inmuebles catalogados como BIC que hay en el municipio y destacó algunos públicos como la zona arqueológica del Martirium de La Alberca; la Casa Díaz Cassou; el Teatro Romea; el Museo Salzillo; la Muralla; la basílica paleocristiana de Algezares; además de otros de titularidad privada como son el Casino de Murcia; el convento de las Agustinas del Corpus Christi; los Jerónimos; Santa Catalina del Monte; la ermita de los Pasos de Santiago o el Palacio Vinader, entre otros. «Espacios en los que se incumple de forma sistemática la Ley sin que se hayan adoptado medidas para corregirlo», aseguró.

El resto de grupos de la oposición se mostraron a favor de que esta iniciativa se lleve a cabo, mientras que el concejal de Patrimonio, Rafael Gómez, de la bancada popular, insistió en que la competencia de que esto se cumpla es de la Comunidad Autónoma. El edil no adscrito Francisco Javier Trigueros consideró que la apertura de estos edificios a los ciudadanos «sería muy positiva», al tiempo que solicitó que los horarios y días en que se pudieran visitar deberían publicarse en la web municipal para que cualquier persona pueda consultarlos.

La portavoz de Ahora Murcia, Alicia Morales, no quiso dejar pasar la oportunidad y recordó que su grupo ya llevó al Pleno una moción similar en relación al Casino de Murcia para que se establecieran unos días en los que se permitiera la visita de cualquier ciudadano. «Una moción que se aprobó y que un año después aún estamos esperando a que se ejecute», dijo Morales, al tiempo que pidió explicaciones a Rafael Gómez sobre el estado de cumplimiento de aquel acuerdo. En este caso, la concejala de la formación morada dijo que «el Ayuntamiento debe implicarse en que los BIC sean visitados, ya que la cultura y el patrimonio son de todos».

Cinco Hijos Predilectos

Murcia cuenta desde ayer jueves con cinco nuevos Hijos Predilectos. El Pleno aprobó por unanimidad conceder este reconocimiento al escultor Francisco Salzillo, al ciclista Alejandro Valverde, al pintor José María Falgas, al expresidente de la Comunidad Andrés Hernández Ros y al empresario Ángel Belmonte. De esta forma, la ciudad rinde homenaje y efectúa un reconocimiento público del insigne imaginero español cuyo nombre está profundamente vinculado con la Semana Santa murciana. De Valverde destacaron que «siempre ha sido un ejemplo de deportividad, superación y conciencia de equipo», mientras que José María Falgas «ha sido un embajador de su tierra, a la que tan magistralmente ha reproducido en óleos y acuarelas». A Hernández Ros se le reconoce como impulsor del Estatuto de Autonomía y a Ángel Belmonte por su colaboración desinteresada en los festejos del municipio.