La Revolución Rusa de 1917 que abrió el camino a la creación de la URSS unos años después, la estructura de las oraciones subordinadas o el presente simple y el continuo en inglés son algunos de los contenidos que están trabajando los alumnos del Aula Hospitalaria del Hospital Reina Sofía de Murcia, una zona que acaba de crecer y ha estrenado nuevas instalaciones cuadruplicando el espacio que tenía hasta ahora y que se había quedado pequeño. Lorena, Inés, Malu y María son algunas de las pacientes que en estos días están haciendo uso del nuevo servicio y en el que cada mañana aprovechan para repasar el temario en el que sus compañeros de colegio o instituto siguen avanzando en clase. Mientras que lo habitual es que cualquier chico suela resistirse a coger la mochila por la mañana para ir al colegio, estas estudiantes están deseando que lleguen las 11.00 de la mañana para abrir sus taquillas y seleccionar los libros con los que van a trabajar ese día, una forma de romper la rutina de las horas que parecen no avanzar entre las cuatro paredes de un hospital.

Al frente del equipo de Aulas Hospitalarias está Ana María Ferrer, una docente que traspira energía por todos sus poros y que consigue sacar una sonrisa a aquellos pequeños que peor lo están pasando. Nos recibe con una sonrisa que expresa la satisfacción de haber logrado un espacio adecuado para las clases de estos jóvenes pacientes, ya que antes sólo disponían de un pequeño despacho en el que estaban ´apretados´, con libros y material amontonados en estanterías, y que les obligaba incluso a entrar por turnos. Ahora, explica, «el aula que acabamos de estrenar es cuatro veces más grande» y dispone de un almacén para material fungible. Además, está dotado con ordenadores, tablets, conexión wifi y biblioteca, así como material lúdico y recreativo para uso del alumnado de corta, media y larga estancia.

El propio director gerente del hospital, Juan Antonio Marqués, se sorprende al ver el cambio que han logrado y cómo han mejorado las instalaciones. Mientras hablamos ojea los libros de la biblioteca de los más pequeños y coge uno de ellos, el que cuenta la historia de Lary León, la coordinadora de Proyectos y Contenidos de la Fundación Atresmedia, un relato de superación que logra poner al lector en la piel de alguien con una fuerza tremenda para superar las adversidades y que Marqués se lleva para leer en casa, no sin antes apuntarse en la lista de préstamos que hay colgada en la pared del fondo. Los minutos van pasando mientras que hablamos también con la directora de Enfermería del Reina Sofía, María José Perón, y llega el momento de recoger a las alumnas que se encuentran en la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del hospital para que vayan a ´clase´. Estas jóvenes, de entre 13 y 19 años, aprovechan las mañanas para hacer ejercicios, proyectos e incluso exámenes al mismo ritmo que lo hacen sus compañeros de instituto o facultad, para ello Ana María Ferrer está en contacto con sus centros y cada uno de sus profesores mediante correo electrónico, quienes les facilitan todas las tareas para que estas estudiantes no se queden atrás cuando se incorporen a sus clases.

Cada una de ellas lleva algo más de un mes ingresada y reconocen que «la mañana aquí se nos pasa muy rápido porque hacemos muchas actividades». Una de ellas, Lorena, participó el pasado año en el concurso de relatos que organiza Aulas Hospitalarias con el texto ´El futuro en un sueño´ y en esta ocasión se ha animado y ha vuelto a participar con dos nuevos relatos cuyos premios se entregarán el próximo 18 de mayo. Inés dice que en estas clases hacen un poco de todo: matemáticas, lengua, inglés e incluso aprovechan para buscar en Internet la información que necesitan y que luego pueden utilizar en las habitaciones para hacer trabajos con el portátil, ya que allí no tienen conexión.

Estancias que se alargan durante meses

Estancias que se alargan durante meses«Hay que tener en cuenta que muchos de los alumnos de las Aulas Hospitalarias pueden estar ingresados durante meses y ese tiempo hay que aprovecharlo para que no pierdan el ritmo, hablamos con sus profesores, lo comunicamos a los centros y así evitamos que les cuenten las ausencias durante el tiempo que están hospitalizados», explica la responsable.

Cada mañana, al llegar, Ferrer se encarga de comprobar si ha ingresado algún chico nuevo y si es así pasa por las habitaciones para presentarse y explicarles cómo funciona el aula, que está abierta de lunes a viernes de 11.00 a 15.00 horas de forma ininterrumpida. Ella está al frente, pero cuenta también con el apoyo de docentes voluntarios que acuden a echar una mano, como es el caso de Rosario Rodríguez, profesora de inglés del IES Saavedra Fajardo que va todos los jueves una hora a darles clase y ayudarles con los ejercicios. Rodríguez explica que fue el director de su centro quien le ofreció la posibilidad de colaborar y «estoy encantada, si pudiera vendría más veces», afirma. Además de Rosario los jueves, los martes acude una profesora jubilada de Física y Química y los viernes un profesor de Matemáticas, así que intentan abarcar el mayor número de asignaturas posibles. Otra forma de educar, aunque en este caso, entre batas blancas y pijamas.

Más de 110 alumnos reciben atención educativa cada año

Más de 110 alumnos reciben atención educativa cada añoEl Aula Hospitalaria del Hospital Reina Sofía de Murcia forma parte del equipo de Atención Educativa Hospitalaria y Domiciliaria de la Región, grupo que desempeña funciones en la Arrixaca, Morales Meseguer, Reina Sofía y Santa Lucía. Durante el curso 2016-2017 fueron atendidos un total de 116 alumnos y en lo que llevamos de éste ya han pasado por estas aulas unos 70. El 20 por ciento de estos pacientes son alumnos de larga estancia y permanecen hospitalizados durante meses, por lo que el servicio de Atención Educativa tiene por objetivo ayudarles en el proceso de enseñanza y aprendizaje en coordinación con sus centros. La directora del equipo, Ana María Ferrer, destaca el apoyo que tienen desde el Servicio de Atención a la Diversidad de la Consejería de Educación y en especial de Luis Francisco Martínez Conesa, así como de la asesora Elena Ladrón de Guevara Mellado.