A la izquierda, el termómetro, derribado la primera vez. A la derecha, repuesto por segunda vez. FOTO: Juan Caballero

A la tercera va la vencida. Ese es el deseo que los murcianos tienen para el termómetro público más torturado de la ciudad. El pasado 11 de diciembre un vehículo arrolló esta instalación, dejándola en siniestro total. Las pruebas que se le hicieron al conductor fueron claras: intoxicación etílica aguda, por lo que se le abrieron diligencias.

El ayuntamiento de Murcia repuso el termómetro a los pocos días, pero nadie esperaba que su vida útil sería tan efímera. El 3 de enero de este año, menos de un mes después del anterior accidente y con menos de dos semanas de vida, una colisión entre dos vehículos volvió a cebarse con el aparato de medición.

Por suerte, en ambos incidentes no hubo que lamentar daños personales, pero sí el vacío del termómetro que recibe en Murcia a todos los conductores que entran o salen de la ciudad por Ronda Norte. Este viernes, 16 de enero, operarios del Ayuntamiento han vuelto, con menos ilusión que la primera vez, a instalar el medidor más sufrido que se recuerda.

La pregunta está en el aire y nadie puede obviarla: ¿cuánto durará?