La murciana R.G.A., una funcionaria judicial que trabaja en los juzgados de Palma de Mallorca, es la infectada número 34 del brote de hepatitis A declarado en un restaurante de Palma desde mediados de diciembre. Esta empleada pública, que en estos momentos se encuentra de baja laboral en Murcia a la espera de los resultados de la última analítica que le han hecho, ha revelado a este diario que ayer por la tarde se puso en contacto con la conselleria de Salud para comunicarles que ella también se había contagiado en el restaurante Can Terra, al igual que otras 37 personas, según confirmó ayer el Gobierno balear.

"Cené allí el 17 de noviembre, recuerdo que era un viernes, junto a otra persona. Todo parecía ir bien hasta que la tarde del jueves 21 de diciembre, un mes después, empecé a encontrarme mal. Al día siguiente amanecí mejor y pude ir a trabajar pero cuando llegué a casa oriné un pipí tan oscuro, del color de la coca-cola, que me asusté", comienza R. su relato.

A las cuatro de la tarde de ese viernes 22 de diciembre decidió acudir al PAC (Punto de Atención Continuada) más cercano a su domicilio palmesano, el de Son Pisà. "'Te voy a hacer una prueba de infección de orina´, me dijeron. Y me mandaron a casa. Esa tarde empeoré y el sábado ya estaba con diarreas, mareos y fiebre alta, por lo que el domingo 24 decidí volver al PAC, donde volví a encontrarme con una total indiferencia a los síntomas que les refería. Me volvieron a mandar casa con un montón de comprimidos de paracetamol, que es tóxico para el hígado, para que me los tomase en caso de que la fiebre subiera y recomendándome que siguiera una dieta blanda cuando no podía comer nada, todo lo vomitaba", lamenta la atención recibida.

El día 27 tenía un vuelo para pasar las vacaciones navideñas en Murcia y, a pesar de estar enferma, lo tomó. Como seguía encontrándose mal, al día siguiente decidió acudir a su médico de cabecera de toda la vida ya que, pese a que trabaja en Palma, todavía está empadronada en su localidad natal. "A diferencia de lo que pasó en Son Pisà, nada más verme y escucharme, mi médico me dijo que tenía una hepatitis. Me hizo las analíticas pertinentes y los resultados me los dieron el 2 de enero: tenía hepatitis A. Al poco tiempo me llamaron desde un departamento de Sanidad de Murcia para preguntarme dónde había comido y ayer, al enterarme del brote y del restaurante culpable por vuestras informaciones, llamé a la conselleria de Salud balear para comunicarles que yo era la 34 persona infectada hasta el momento", continúa.

Preguntada sobre si la persona que le acompañó en la cena en el Can Terra ha manifestado algún malestar similar, R. dice que no, pero que no comieron lo mismo, que cada uno pidió platos diferentes. De baja laboral desde el pasado 28 de diciembre, cuando la visitó su médico de cabecera, R. continúa en Murcia recuperándose a base de reposo, nada de alcohol y una comida sana que permita a su hígado recuperarse.

El Gobierno balear ha identificado 38 casos del brote, la mayoría de ellos curados, y asume que todavía tardará en dar por extinguido el brote iniciado en el restaurante Can Terra de Palma. La directora de Salud Pública, María José Ramos, ha comparecido este viernes en una rueda de prensa urgente para dar explicaciones de lo ocurrido y ha justificado que el establecimiento permaneciera abierto 21 días pese a que los inspectores ya habían detectado tres casos.

"Tenemos 38 casos identificados, cinco de ellos terciarios. Es decir, personas contagiadas por otros que a su vez se contagiaron del caso primario: el manipulador de alimentos que trabajaba en el restaurante. De estos 38 afectados cinco son trabajadores del restaurante que en estos momentos no están trabajando. Tampoco lo hace el caso primario pese a estar ya recuperado", ha explicado Ramos.

Los afectados pasaron de 3 a 33 en los 21 días que transcurrieron entre que se realizó la primera inspección, el 19 de diciembre, y se tomó la decisión de cerrar el establecimiento, el 10 de enero. La directora justificó la demora en la poca información de la que los técnicos disponían entonces.

"La información que teníamos no era la que tenemos ahora. Fuimos recopilando información con el paso de los días. Teníamos un brote que afectaba a tres personas y cuyo origen era un trabajador que estaba de baja. Defiendo la decisión que se tomó en ese momento. Es cierto que a lo mejor otro inspector hubiese cerrado el local porque no todos gestionan de la misma manera una situación como esta. Pero defiendo que la decisión que se tomó en ese momento, con la información que se tenía, fue correcta", ha valorado.