Grandes campanas gigantes de purpurina y elefantes de fantasía rubricaban esta tarde la gran Cabalgata de Reyes que recorría las principales calles de la capital murciana y en la que los villancicos se mezclaban con el Despacito de Luis Fonsi y el Invisible de Malú.

Brilló especialmente el Belén viviente de inspiración huertana, iniciativa de la Federación de Peñas de la Región. Estaba tan logrado que había hasta cabras de verdad. Era una de las plataformas que cerraban el desfile, justo antes de que pasasen las de Sus Majestades: Melchor, Gaspar y Baltasar.

La carroza de la Asociación de Comerciantes del Barrio del Carmen llevaba a los Minions, populares personajes amarillos que ocupan un hueco destacado en el universo infantil de hoy en día. En otra, un guiño a Disney, con un Pinocho gigante

La Asociación de Feriantes de Murcia fletó un barco, olas de luz incluidas. Y con sus piratas y cañones, que tiraban confeti. Y música, claro.

Había globos amarillos y blancos, jirafas caminando, un Pluto presidiendo una plataforma con una cabaña nevada, altísimos zancudos que se convertían en abanicos de luces blancas, medusas antropomórficas totalmente inofensivas, árboles de Navidad pelirrojos y el dragón más famoso de Juego de Tronos, Drogon, que emanaba música épica y, por supuesto, rugía.

Las orquestas tocaban villancicos, como el de Campanas de Belén. Mientras, de los altavoces de otra plataforma salía el Felices los cuatro de Maluma.

De las carrozas llovían confeti y caramelos que los niños (y sus padres) se afanaban en coger. También participaron un montón de carteros de Correos. Tenían faena, con la cantidad de cartas a entregar a última hora a Sus Majestades de Oriente. De hecho, algunos niños la llevaban por la tarde en la mano y aprovechaban el principio del cortejo, con menos afluencia de gente, para dárselas a los Magos.

«Mira, mamá, Melchor me ha mirado», decía una pequeña de abrigo rosa nada más pasar la plataforma del primero de los Reyes. «Ya los has visto, y enseguida a la cama, que esta noche no te pueden ver ellos», decía un joven a otro niño al que llevaba de la mano.

La Policía y Protección Civil organizaron un amplio dispositivo para garantizar la seguridad en las calles por las que pasaba el desfile, atestadas de gente. Hubo una carroza del Real Murcia y otras fletadas por conocidas marcas comerciales de la Región. Desfiló también Mary Poppins, con su corte. Todos formaban una amalgama de fantasía y luces que hizo las delicias de grandes y pequeños. Porque, en la Cabalgata de los Reyes Magos, de golpe todos se convierten en niños. Porque la ilusión manda.