La línea de cercanías que une Murcia con Alicante ha perdido un millón de viajeros en cuatro años, según se desprende de las cuentas anuales de Renfe Viajeros de 2016. Las conexiones que conforman la red de corta distancia con Alicante registraron en conjunto 3.624.100 pasajeros a lo largo del año pasado, lo que supone un descenso del 2,8% en relación a 2015. Aunque esta bajada es incluso menor que la que se produjo en relación a 2014, lo significativo es que la línea acumula ya cuatro caídas consecutivas. Este descenso en el número de usuarios revela un uso cada vez menor de estos trenes, sin muchos visos de invertirse a corto plazo, dado que las obras de la Alta Velocidad complican la circulación en el tramo más cercano a la capital.

En 2012 se produjo el récord de viajeros del último lustro, con 4.675.000 usuarios. La línea que conecta Murcia con la capital de la provincia vecina tiene como principales estaciones de intermedias las de Orihuela, Callosa de Segura y las dos de Elche.

Este eje no sólo destaca por su población, la elevada movilidad interna y el enorme potencial de pasajeros que se la utilizan, sino también por la aportación de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, a la que se desplazan diariamente muchos estudiantes desde la capital murciana y desde el resto de estaciones de la provincia vecina.

Por ello, no es de extrañar que concentre el grueso de usuarios de las cercanías, alrededor de un 65% según las estimaciones que desde Renfe realizaron a este periódico hace algún tiempo.

El eje de cercanías incluye también la línea que comunica Murcia con Lorca y Águilas, cuyo estado es mucho más deficiente la haberse condicionado todas las mejoras a la construcción de la Alta Velocidad con Almería, que no estará terminada hasta 2023, según las estimaciones del Ministerio de Fomento.

En general, puede decirse que el núcleo de cercanías de Murcia a Alicante está aquejado de males endémicos, que frenan el crecimiento de la demanda: la frecuencia de los servicios, las características de la infraestructura y el tipo de trenes y la limitación de los recorridos. Entre semana hay aproximadamente un tren cada hora durante gran parte del día, y cada media hora en los momentos de mayor trasiego; los fines de semana, sin embargo, hay intervalos del día en los que circula un tren cada dos horas.

La vía no está desdoblada -salvo en el tramo más próximo a Murcia- ni electrificada, por lo que ofrece una imagen de obsolescencia que se acrecenta con la percepción de antigüedad los trenes, unos automotores que datan del año 1982.

Sin embargo, la infraestructura no está en mal estado y los citados automotores están entre los más eficientes del material móvil de Renfe, puesto que pese a sus 35 años aún circulan por líneas sin electrificar de toda España y algunos pueden alcanzar hasta los 140 kilómetros por hora, tras una reforma realizada en 2002. No obstante, su imagen contribuye a crear una sensación de estatismo que resta atractivo al servicio ferroviario y que puede influir en que un posible usuario desestime esta opción al cuestionar, quizá de forma exagerada, la fiabilidad del servicio.

De lo que no hay duda es que la falta de conexión ferroviaria del aeropuerto de El Altet -ni siquiera provisionalmente con un apeadero en la línea actual- también resta muchos potenciales viajeros a la línea.