El cementerio de Nuestro Padre Jesús de Espinardo ofrece desde el pasado 5 de noviembre visitas guiadas con una ruta por diferentes tumbas emblemáticas de conocidos artistas, poetas y escritores murcianos. En esta ruta se pueden conocer las diferentes historias de personas que pertenecieron a la élite murciana; es decir, se trata de personajes que fueron influyentes en su época.

Tal y como explica el alcalde de Murcia, José Ballesta, «el cementerio tiene como primera y originaria función ser la última morada de nuestros seres queridos» y considera que «el objetivo es fomentar la puesta en valor de este patrimonio cultural y reflexionar sobre la historia de nuestra ciudad».

Estamos hablando del cementerio más grande del municipio y el único de titularidad pública debido a que los que ya existen dependen del Obispado.

Desde su inicio se buscó que fuese diferente e innovador, y es que su espacio arquitectónico tiene una peculiaridad, ya que la idea inicial era la de trasladar aquí una especie de ciudad, con sus calles y arbolado, con sus servicios y una monumental entrada. Una serie de elementos que han hecho de este cementerio una «ciudad alternativa» en la que habitan todas esas generaciones de murcianos que pasaron a mejor vida.

Un espacio plural en el que también podemos encontrarnos con un recinto que se habilitó en 1996 para el enterramiento según el rito musulmán. Hablamos del cementerio municipal Al Maqbara que se construyó en torno a una pequeña mezquita.

En cambio, nosotros hemos querido ir más allá, indagar en lo más profundo del cementerio y dejarnos sorprender por las historias más desconocidas que guardan esas tumbas, pero que, sin duda, merecen ser contadas.

Para ello tuvimos a un guía de lujo, el profesor de Antropología Social de la Universidad de Murcia, Klaus Schriewer, que ha recabado diferentes testimonios sobre algunos individuos, que a pesar de no encontrarse todavía en el itinerario de las visitas guiadas, poseen una historia personal que es capaz de poner el vello de punta hasta a aquel que no se inmuta con nada ni nadie.

¿Recuerdan esas novelas negras en las que con un enfoque realista se refleja el mundo de la criminalidad organizada en ambientes violentos? Pues bien, la inmensa mayoría de nuestros protagonistas podrían ser los personajes principales de esos libros, y es que todos ellos tienen un nexo en común: muertes violentas.

En concreto hablamos de una víctima de la banda terrorista más sangrienta de nuestro país, de un trágico accidente de tráfico en el que se ven envueltos menores de edad, o de fusilados por rebelarse contra la dictadura que asoló nuestro país; sí, estas son tan solo algunas pinceladas de las historias que van a descubrir y que nos dejaron sin aliento.

Relatos que como bien dijo Klaus: «Son un reflejo de nuestra sociedad».

Enrique Pagán Asesinado tras recibir nueve puñaladas

Fue hermano de Pedro Pagán y Ayuso, alcalde de Murcia en 1874. De familia noble, se puede decir que pertenecía a una clase privilegiada; sin embargo, tuvo un desenlace que pocos se podían esperar. Se dedicaba a especular en las minas de Mazarrón y esto le hizo tener problemas con Gerónimo Hilla, llegando incluso a verse las caras en un juicio por la propiedad de una mina; juicio que se saldó a favor de Enrique. La resolución provocó la furia de Hilla, que el 27 de noviembre de 1898 decidió tomarse la justicia por su mano y asesinar en plena calle madrileña a Enrique, tras asestarle nueve puñaladas. Un suceso histórico que no pasó inadvertido para los medios de la época.

José Luis Sánchez Bravo El último fusilado del franquismo

José Luis se definía como un hombre revolucionario y miembro del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista Patriótico). Su rebeldía y lucha contra la dictadura que impuso Francisco Franco, le hizo ser condenado por un presunto delito de terrorismo tras el fallecimiento del teniente de la Guardia Civil Antonio Pose Rodríguez. Todo parece indicar que fue un juicio de pocas garantías, y es que, a pesar de negar que había participado en ese asesinato e incluso alegar presiones, su futuro ya parecía decidido. Finalmente, el 27 de septiembre de 1975 fue fusilado en Hoyo de Manzanares junto con otros cuatro compañeros, aunque, con unos pocos minutos de diferencia, él fue el último. Tanta expectación creó este fusilamiento que el compositor, Luís Eduardo Aute, se inspiró en este suceso para escribir la famosa canción Al Alba.

Fernando Piñuela y Romero El alcalde que salvó a la Virgen de la Fuensanta de las llamas

De ideología republicana, trabajó como profesor y político, pero fue conocido por ser alcalde de Murcia entre 1936 y 1938. Sin duda, una de sus mayores hazañas fue cuando, en un intento de prender fuego a la Virgen de la Fuensanta, decidió prestar su coche a Fernando Monerri para rescatarla; y sí, lo consiguieron envolviéndola en un colchón, atado con cuerdas. Esta valiente acción fue catalogada como una heroicidad, ya que la mayor parte del santuario acabó envuelto en llamas. El desenlace de este alcalde no fue el esperado debido a que al acabar la Guerra Civil fue detenido e internado en un campo de concentración. Se le acusó de «hacer depuración del alumnado» y de «auxilio a la rebelión», por lo que finalmente se le condenó a muerte y fue ejecutado el 7 de noviembre de 1939 por la dictadura franquista.

Ángel García Rabadán Única víctima mortal de ETA en Murcia

Trabajó como policía nacional hasta que fue asesinado por ETA el 10 de febrero de 1992. Los terroristas llamaron a la Guardia Civil advirtiéndoles de que había un coche bomba cerca de la comisaría, del cual «no se hacían responsables» de lo que pudiera ocurrir. Esta llamada desencadenó el fatídico desenlace de Ángel, y es que cuando se disponía a inspeccionar el vehículo, el etarra José Luis Urrusolo Sistiaga accionó por radiocontrol el artefacto explosivo. De tal calibre fue este atentado que incluso a día de hoy sigue teniendo un gran impacto y es por ello que se realizan actos en honor a la memoria de este policía.

García Quesada y Gavilán Una familia que fue arrasada por un camión

Un dramático accidente acabó con la vida de una pareja y sus dos hijos. Venían a Murcia desde París (Francia) para que los más pequeños hicieran su primera comunión, pero un camión acabó con sus vidas. Para los abuelos, que les esperaban en Murcia, fue tan dramático el desenlace que llegaron a acusar al conductor de ese camión de no respetar «la muerte, ni padres ni infancia». Es por ello que tienen un panteón en el cementerio en el que no han dudado en realizar escritos en los que amenazan a que todos los que lo toquen «se les pare el corazón» e incluso también le piden a Dios que al que robe sus flores «le mande unos picores que se rasque hasta los huesos».

Hugo Dahlberg El comerciante que se despeñó en el Puerto de la Cadena

Nació en 1874 en Estocolmo, pero no fue hasta 1908 cuando decidió trasladarse a Murcia y abrir una tienda de bisutería, convirtiéndose en el primer comerciante en ofrecer imitaciones de diamantes, más conocidos como ´Perry´s´. Sin embargo, los hechos de su muerte fueron verdaderamente impactantes, y es que, un día en que se disponía a pasar un día en familia comiendo en la Venta de La Paloma, decidió, acompañado de su compatriota OIof Vanstam, ascender al castillo del Puerto de la Cadena. Ambos se encontraban en plena ascensión cuando se produjo el fatal desenlace. Así lo narraba su compañero, Olof: «Percibí un ruido extraño como el chocar de su cuerpo. Me asomé hacia el sitio en que había oído aquel sonido y vi como Hugo caía despeñado». Un fatídico final para uno de los comerciantes más prestigiosos de Murcia en el siglo XX, del que se desvelarán más secretos con la investigación del antropólogo Klaus Schriewer.