Técnicos del Ayuntamiento de Murcia inspeccionan de oficio cada año 1.500 establecimientos relacionados con la alimentación en el municipio, entre comedores, comercios, mercados y establecimientos de temporada, para garantizar que cumplen con las medidas de seguridad necesaria.

La concejala de Comercio, Organización y Relaciones Institucionales, Maruja Pelegrín, aprovechó la celebración, ayer, del Día Nacional de la Seguridad Alimentaria para dar a conocer la labor que desde los servicios municipales se realizan para velar por la salud de sus ciudadanos, en este caso, por medio de los controles de los alimentos que todos consumimos, según informaron fuentes municipales.

Los controles los realizan los inspectores veterinarios del Servicio de Inspección de Consumo, que es el que tiene el cometido de la vigilancia del tramo final de la cadena alimentaria, con el objetivo de que los murcianos adquieran y consuman alimentos sanos, saludables y seguros.

Los controles sanitarios se llevan a cabo sobre las actividades de comercialización y servicio directo de productos alimenticios al consumidor. Así, se visitan establecimientos permanentes (restauración colectiva, comercios minoristas, grandes superficies y puestos de las plazas de abasto municipales) y establecimientos de temporada periódicos como los que se instalan en las fiestas locales y en las fiestas patronales de pedanías y barrios, los kioscos de helados de la época estival y los puestos que suministran productos frescos en los 52 mercadillos semanales que se distribuyen por toda la geografia municipal.

También se abordan aquellos eventos que se celebran de forma ocasional e incluyen venta de productos comestibles tales como mercadillos temáticos, festivales de música, sin olvidar los controles sanitarios extraordinarios que se realizan en campañas especiales como la de Navidad.

«Un trabajo que realizan los veterinarios municipales mediante visitas a los establecimientos para verificar que sus instalaciones reúnen los requisitos higiénico-sanitarios exigidos por la legislación y que sus prácticas de manipulación son las adecuadas. Se exige que el empresario implemente sus propios mecanismos de autocontrol para que pueda apreciar cualquier incidencia o problema y zanjarlo con celeridad», detalló Maruja Pelegrín.

En cuanto a los alimentos, se comprueba la calidad sanitaria y las condiciones de exposición y conservación, su etiquetado o identificación y la trazabilidad o documentación de origen. Se hace mucho hincapié, insisten desde el Ayuntamiento, en que cumplan los requisitos obligatorios de etiquetado para preservar el derecho que tiene el consumidor a ser informado de una forma precisa, clara y veraz sobre las características del alimento, su composición, duración y lugar de procedencia.

Además se les solicita que dispongan de medios para conocer la trazabilidad u origen de las materias primas con las que trabajan, de forma que ante un problema se pueda identificar a todos los operadores de la cadena alimentaria que han intervenido en la elaboración de ese producto.