Desde el preciso momento en el que una empresa desea recibir una mercancía, comienza un proceso en el que intervienen multitud de factores.

El primer planteamiento que se hace el cliente en cuestión está directamente relacionado con el operador que debe satisfacer sus pretensiones en el momento justo que lo requiera, ya que de esta elección pueden depender sus posibilidades de éxito. Así sucede cuando lo que está en juego es la credibilidad de un negocio que desarrolla su actividad en el sector de la alimentación, donde el consumidor quiere tener acceso a lo que se le ofrece no solo en tiempo y forma, sino también con óptimos niveles de calidad.

Si hablamos de empresas y mayoristas del pescado y los productos del mar, hay una compañía que brilla con luz propia en la Región de Murcia. Se trata de Proa Internacional, que desde 1979 se encarga de importar, exportar y distribuir al por mayor ese tipo de artículos, sirviéndolos de acuerdo a las especificaciones de los usuarios: pescado entero, en filetes o en rodajas. Desde sus recientemente construidas instalaciones de Alcantarilla, se realiza un trabajo de enorme impacto nacional e internacional. De hecho, para entrar en los diferentes mercados de forma eficaz, además de la central en Murcia, cuenta con una red de comercialización y distribución estratégicamente distribuida por Europa.

El prestigio adquirido por esta firma es el resultado de una trayectoria que Víctor Santos Parrilla, el único accionista de Proa Internacional, comenzó con la fundación de su propio negocio después de apreciar, durante varios años, un importante déficit en lo que se refería a productos de alimentación,especialmente del salmón fresco. Casi cuatro décadas después de irrumpir en la escena empresarial, y tras aplicar unas altas dosis de ilusión y sacrificio, nos encontramos con una compañía que, como indican fuentes de la directiva, ha sido capaz de «encontrar en cada momento el producto que nuestros clientes nos han demandado, junto con seriedad, innovación y también algo de suerte».

Incremento de la demanda

«Cuando empezaron las granjas de salmón noruego», explican desde la empresa, Proa Internacional inició la importación de los primeros palets de salmón fresco. De hecho, apuntan, «hasta entonces los pocos ahumaderos de salmón que trabajaban en España lo hacían con salmón salvaje de Alaska o Canadá, de color menos uniforme y mucho más seco por la falta de grasa». Con los años, se fue incrementando la demanda, hasta el punto de llegar a distribuir más de doce millones de kilogramos anuales, vendiendo a grandes superficies (Merca Madrid, Merca Barna, además de las lonjas más importantes de España) y exportando, incluso, salmón a Francia y Dinamarca.

«El mercado del salmón de granja, donde había muchos pequeños productores, finalmente se ha quedado en las manos de dos multinacionales que abren sus oficinas en España y venden directamente. Estos cambios estructurales reducen nuestras ventas en un 50%, lo que nos hace huir hacia adelante», añaden desde Proa Internacional, que pese a las dificultades ha ido abriendo poco a poco nuevas líneas de trabajo. Así, hoy, además del salmón, distribuye «en fresco, bacalao, rodaballo, doradas, lubinas…; en salado, bacalao; y en congelado, hueva de mújol, hueva de maruca, hueva de atún, bonito, atún, caballa, pulpo, calamar, etcétera, exportando a más de veinte países».

Productos de todos los mares

Secaderos, ahumaderos, lonjas y mayoristas son los clientes que más reclaman los servicios de esta firma, que para corresponder a la confianza que le muestran no duda en redoblar esfuerzos a la hora de recepcionar productos de todos los mares y de distribuirlos, y todo gracias «a un personal especializado que busca por todo el mundo el mejor producto».

«Nuestros clientes buscan en nosotros calidad, variedad y constancia. Es por ello que tenemos más de 3.000 m2 de cámaras congeladoras, que nos permiten tener en stock los productos que necesitan con urgencia», señalan desde Proa Internacional, donde también son conscientes de la importancia de mantener «una comunicación constante» con las personas que apuestan por sus servicios: «Nuestro trabajo es escucharlos y buscar por todo el mundo el producto que cubra sus necesidades».

La vorágine del día a día no impide a los responsables de la empresa trabajar en proyectos como el de la promoción de un nuevo producto para restauradores de todo el país, la hueva de mújol rallada, que hasta ahora en España era un gran desconocido y se comercializará bajo el nombre comercial de Oro Di Mare. «Se utiliza para dar sabor a innumerables recetas, salsas, pastas, potajes... Hasta unos huevos fritos mejoran notablemente si les añade nuestro Oro Di Mare», aseguran desde la empresa.