«Le dijo que parara, que no lo sacara más de quicio. Perdió los papeles, cogió la mesa y se la lanzó». Así relataba ayer una testigo, que declaró por videoconferencia, cómo vio a Rubén L. G. agredir a la que era su pareja allá por 2015, en un episodio que tuvo lugar en una vivienda de El Raal.

Dijo que «nosotros (la pareja de la testigo en aquel momento y ella misma) la llevamos al médico en coche. Rubén dijo que se buscara la vida. Se quedó en casa».

Sobre la mesa, la mujer recordó que «era de las gordas, de las antiguas». Camino al hospital, «yo iba detrás con ella (la víctima) para cortarle la hemorragia que tenía en la mano», aseveró.

El juez recordó a la testigo que «este juicio se ha suspendido cuatro veces por su incomparecencia». En este sentido, le dijo que «se ha ahorrado usted, viniendo, una multa de 3.000 euros que le iba a poner y un procedimiento por obstrucción a la Justicia».

Visto para sentencia

La representante del Ministerio Público insistió en que está «más que acreditado» que Rubén L. G. agredió a su entonces pareja, por lo que considera que el hombre es responsable de proferir amenazas y causarle lesiones. De ahí que la Fiscalía mantenga su petición de pena: estima que Rubén L. G. ha de ser condenado a seis años de cárcel. La fiscal, asimismo, valoró el «generoso» testimonio que realizó, días atrás, la víctima, quien «admitió que había bebido» el día de los hechos «y que su pareja le recriminaba» esta circunstancia.

También recordó que la víctima llegó al Reina Sofía «con los dedos seccionados» y se enfrentó a «una operación importante» para la «reconstrucción del muñón de los dedos afectados», pese a lo cual, hoy en día «tiene secuelas, no la funcionalidad total».

El juicio ha quedado visto para sentencia. Mientras tanto, el presunto agresor está libre, y como tal salía ayer de la sala de la Audiencia Provincial en la que tuvo lugar la vista.